Les gusta el lujo y los excesos, las mujeres, las fiestas y los carros deportivos, pero lo que más les gusta es mostrarlo a sus seguidores en las redes sociales. Un nuevo reportaje los bautizó como los “narcojuniors”, los hijos de narcotraficantes mexicanos de nueva generación.
José Luis Montenegro, periodista, investigador y autor del libro “Narcojuniors: los herederos del poder criminal”, describe el fenómeno.
Este nuevo tipo de narcotraficante es imposible de entender sin tener en cuenta los avances tecnológicos y, en particular, la creciente popularidad de las redes sociales, donde los “narcojuniors” demuestran su poder, en muchos casos heredado, explicó Montenegro.
De hecho, la investigación de Montenegro empezó con la cuenta de Twitter de Serafín Zambada Ortiz, uno de los hijos de Ismael “El Mayo” Zambada, que la utilizaba para presumir de sus riquezas, publicando fotos de las armas bañadas en oro, carros de lujo, etc.
Posteriormente investigó las cuentas de "el Chino Ántrax” o Ismael Imperial, otro hijo de “El Mayo”, así como las de los “narcojuniors” en otras redes sociales, como Facebook e Instagram, donde compartían la misma información.
La conclusión del autor es que la publicación de este tipo de fotos no es una torpeza, sino una muestra de su poder. "Los Zetas” matan a 20 y los cuelgan en un puente y con eso generan terror. Aquí los “narcojuniors” muestran también su autoridad. Es similar a reírse y burlarse de las autoridades, incluso de los ciudadanos", explicó Montenegro.
Las características de ese nuevo tipo de narcotraficantes van más allá de su pasión por las redes sociales y tienen que ver también con un nuevo tipo de formación y nuevas capacidades.
"Saben cultivar marihuana en la sierra de Durango, Sinaloa y Chihuahua. Conocen las rutas para llegar a Estados Unidos y a quién contactar en Colombia. Entienden la oferta y la demanda", explica Montenegro en su libro.
"Estudian administración de empresas. Asisten a las peleas de box en el hotel MGM Grand de Las Vegas, Nevada. No les incomoda comprar ropa en Nueva York, transitar en las calles de Medellín, organizar fiestas en París o cerrar negocios en Los Cabos", concluye.
