Los protestantes no solo lograron interrumpir y aplazar la sesión donde el Senado y el Congreso oficializarían la victoria de Joe Biden contra el actual presidente Trump, sino que también implantaron un toque de queda en Washington, debido a los disturbios.
Saqueos y destrucción, dejaron a su paso los manifestantes. Mientras que Trump insistía en que las elecciones fueron fraudulentas, instancias como la Organización de los Estados Americanos condenaban los hechos vandálicos.
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Los ventanales del Capitolio fueron quebrados con el objeto de ingresar al recinto. Bajo la mirada de la seguridad del lugar.
Varios de los manifestantes no ocultaron su inclinación política. Varios caminaban ondeando la bandera Confederada con el Símbolo de la ultraderecha estadounidense. Incluso, fue utilizada por la organización Ku Klux Klan durante el siglo XIX.
Algunas de las personas que ingresaron al Capitolio, aprovecharon para ingresar a las oficinas de los legisladores y senadores, donde aprovecharon para sentarse y tomarse fotografías.
Incluso, entraron a la oficina de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, donde dejaron un mensaje: "No retrocederemos".
Otros ridiculizaron los monumentos que se encuentran dentro del Capitolio. Uno de ellos fue la estatua del expresidente Gerald Rudolph Ford, a quien le colocaron una bandera de apoyo a Trump.
Al final de la jornada, la destrucción fue evidente. Equipo de grabación que estaba instalada en el Capitolio fue completamente inservible y fue retirada del lugar y colocada afuera del recinto.
Mientras que varios manifestantes fueron detenidos por los agentes de seguridad estadounidense, quienes los obligaron a estar en el piso para evitar que escaparan.
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