Ser maestro en Guatemala es un oficio ingrato: mal preparado, mal reconocido y mal pagado.
Ojalá los maestros tuvieran dirigentes interesados en velar por un gremio que se debe a los auténticos ideales de la educación pública, que debería buscar ser universal, gratuita, laica y de calidad.
Lejos de ello, el líder visible del magisterio, Joviel Acevedo, se ha mantenido a la cabeza de ese sindicato, no por su compromiso con la educación, sino por su capacidad perversa para manipular al gobierno de turno.
Acevedo ha renegociado el pacto colectivo del magisterio con cada gobierno desde el de Oscar Berger, con tal de obtener aumentos que han alcanzado hasta el 30% en cuatro años, como sucedió con el Partido Patriota.
Esos constantes incrementos –que lo han bañado a él de privilegios-- han mermado la capacidad del Ministerio de Educación para invertir en programas enfocados en incrementar la extensión de cobertura y la calidad educativa.
Los resultados están a la vista: las últimas mediciones oficiales muestran que nueve de cada diez estudiantes graduados de diversificado tienen un nivel insatisfactorio en matemáticas y siete de cada diez, en lectura.
El único que se ha perfeccionado a lo largo de los últimos 15 años es Acevedo, quien se ha convertido en un genuino maestro de la extorsión política.
A base de incrementos salariales, bonos y el manejo de no menos de 30 mil plazas por contrato, que luego usa para negociar y convertir en plazas fijas, Acevedo utiliza a los maestros del país como fuerza de choque.
Antes de cada elección, el sindicalista se reúne con los candidatos que le interesan, los corteja o intimida e invariablemente, los compromete. Una vez se establece un ganador en las urnas, los arrodilla amenazándolos con marchas, interpelaciones y huelgas.
De una forma vergonzosa, Acevedo moviliza a los maestros –a los que también amenaza y extorsiona si no le obedecen-- en defensa de los intereses más espurios. Por eso los sacó a la calle a defender a Otto Pérez Molina y lo volvió a hacer la semana pasada, para aupar al #PactoDeCorruptos (a cambio de una jugosa tajada).
Acevedo es uno de los bastiones de un sistema podrido de gobierno incapaz de ofrecer servicios decentes. Dedicado a acaparar dinero y poder, la cabeza del gremio de maestros le niega a los niños de Guatemala la oportunidad de formarse para sacudirse las cadenas de la pobreza y sobre todo, las cadenas de la corrupción, que nos condenan a todos a la esclavitud de una sociedad sin futuro.
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