¿Qué defensa puede tener ahora el ex ministro de Comunicaciones y ex candidato presidencial, Alejandro Sinibaldi, mejor recordado como "el Sipi" o "Fisiquín"?
Su propio concuño, Juan Arturo Jergelhener, lo ha acusado ya, bajo juramento, en el caso Odebrecht. Este abogado contó cómo Sinibaldi le pidió que abriera cuentas bancarias en el exterior con el fin manifiesto de recibir sobornos.
Sí, lo que oyeron: cuentas abiertas fuera de plaza específicamente para cobrar mordidas.
“Yo tontamente acepté”, confesó Jergelhener frente a la jueza Erika Farfán.
Tontamente se queda corto. Hace falta decir codiciosamente, porque Sinibaldi le pagó 50 mil dólares a Jergelhener por servirle de frente para cobrar dinero sucio y me imagino que para hacer otros trámites relativos a las transas del MICIVI.
Las acciones de Sinibaldi revelan lo podrido de nuestra sociedad y cuán intocables se creían algunos. ¿Por qué involucró el ex ministro a su propia familia en sus negocios turbios?
Recuerdo un parlamento de esas series de narcos que están tan de moda. Un jeque de la droga le pregunta a la esposa de otro traficante por qué está metida en el “negocio”. Ella contesta que está ayudando a su esposo porque está preso y porque él la ama. El otro narco sentencia: “uno no mete a la gente que quiere en esto”.
Yo no soy quién para juzgar el cariño de nadie, pero lo que puedo decir es que esta sociedad era tan pero tan impune, que alguien como Sinibaldi no dudó en tirar bajo el bus de la corrupción al esposo de su cuñada --la hermana de su esposa-- porque jamás pensó que la ley los alcanzaría.
Por el contrario, el “Sipi” calculó que era uno de los “amos del sistema” y que como tal, podía fundar una dinastía para que toda su parentela se beneficiara del ejercicio del poder.
Alguien que lo conoció en sus días de gloria cuenta que se pasaba las reuniones de trabajo viendo por los ventanales de su oficina hacia la ciudad. Algo así como cuando Mufasa le dice a Simba "todo esto es tuyo, hasta donde te alcanza la vista". Supongo que Sinibaldi se sentía un poco así: elevado como heredero de las tierras impunes por Otto Pérez Molina.
Para desgracia suya y ventura nuestra, desde 2015, esa idea se fracturó.
Juan Arturo Jergelhener ha hecho lo correcto al colaborar con la justicia. Para redimirse, debe confesar lo que hizo, lo que sabe y lo que vio.
Ojalá muchos sigan su ejemplo para sanear este mugroso pantano en el que convertimos a nuestro país.
Fe de errata:
Esta nota consignaba originalmente que Jergelhener era el cuñado de Alejandro Sinibaldi, lo cual es un error. Jergelehner está casado con la hermana de la esposa de Sinibaldi: es su concuño. La nota fue corregida el martes 20 de febrero a las 10:30 de la mañana.
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