El Santo Hermano Pedro de San José Betancur es el primer santo de Guatemala reconocido por la iglesia católica. Aunque nació en España, su vocación de servicio hacia los desposeídos se centró en Guatemala, durante la época de la Colonia.
El fraile dejó un legado de servicio y amor al prójimo muy cimentado a pesar del paso de los años.
Y una pieza simbólica de su legado es el árbol de Esquisúchil, del cual brotan hojas blancas y aromáticas y que él promovió que fuera sembrado en la Ermita del Santo Calvario, en la Ciudad Colonial.
De acuerdo con el portal La Antigua Guatemala, el Hermano Pedro encontró una rama de este árbol mientras ayudaba a un hombre enfermo.
“Un día de primavera, del año de 1657, cuando el Hermano Pedro se dirigía de romería a la Inmaculada Concepción de María, encontró en su camino a un pobre hombre que clamaba por ayuda. El Santo fue en busca de alimento para calmar el hambre del desposeído. Al inclinarse para darle de comer y beber, sintió un aroma extraordinario; nunca antes había sentido una fragancia tan exquisita. Al levantarse, se encontró con una rama cubierta de flores blancas”, según la historia compartida por el portal antigüeño.
El 19 de marzo de 1657, al cumplir 31 años, el Hermano Pedro estaba en el jardín de la Ermita del Santo Calvario y plantó esa rama, pero antes le quitó todas las flores y se las ofreció a la imagen de la Virgen Dolorosa que se venera en la misma Ermita.
Se trata del árbol de Esquisúchil, que durante 363 años permaneció de pie en la plaza de este templo al sur de la ciudad de Antigua Guatemala. Y era tal su valor histórico, religioso y turístico que fue nombrado Patrimonio Cultural Tangible e Intangible de la Nación, según el acuerdo ministerial 250-2004.
Pero este viernes 8 de mayo, el histórico árbol se desplomó como consecuencia de las torrenciales lluvias que se produjeron en gran parte del territorio guatemalteco.
"A la flor del árbol de Esquisúchil se le atribuyen propiedades medicinales. Por esa razón, los creyentes de sus propiedades curativas, y hasta milagrosas, esperan pacientes, al pie de este árbol, que el viento desprenda sus flores y que caigan en sus manos, para preparar una infusión o té que les permita sanar sus dolencias físicas o espirituales", narra el sitio Antigua Guatemala.
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