Luego del Huracán Harvey los precios del combustible en Guatemala aumentaron y obligaron a los guatemaltecos a desembolsar más quetzales en la bomba de gasolina.
En el sur de Texas, donde yo vivo, el huracán no solo trajo dolor y pérdidas de hogares y vidas, pero también escasez de combustible. Pasamos casi seis días en los que el 80% de las gasolineras no tenía combustible.
A la luz de este cambio inesperado, ¿qué hacer cuando nuestro carro parece querer comer más que nuestro estómago?
Aquí te ofrezco cuatro consideraciones para mitigar este aumento hoy y en el futuro.
Ese 10% de aumento en cada galón tiene que salir de algún lugar y para ello es necesario que observes a detalle tu presupuesto y decidas de qué rubro saldrá.
Esto significa que mientras los precios se mantienen altos, evita ceder al desayuno de última hora porque saliste tarde o el chocolate extra mientras comprabas el supermercado.
Tu sabes, los gastos pequeños…
Los precios de la gasolina estuvieron por las nubes en la cúspide de la crisis inmobiliaria del 2008 que afectó a todo el mundo.
En aquel entonces, las personas en Estados Unidos se juraron conducir carros eléctricos y usar bicicletas. Sin embargo, el consumo global ha continuado en aumento, incrementando la vulnerabilidad de tu economía personal sin importar donde vivas cuando suceden tragedias como Harvey.
No olvides el 2008 y piensa cómo quieres formar la rutina de vida en los próximos 10 años.
¿Estás a punto de enganchar una casa lejos de la ciudad que te obligará a manejar dos doras diarias y gastar más en combustible de lo que inviertes en tu futuro mes a mes?
¿Estás a punto de comprar la nave que siempre quisiste pero que tiene un motor V6 o V8 con tecnología antigua?
Piensa bien si quieres ese trabajo que te paga más pero que está más lejos y requiere más gasolina para llegar.
Recuerda, el aumento va a volver a pasar…
Aparte del camino al trabajo o centro de estudios, la gran mayoría de vueltas que la persona promedio hace son a más o menos a dos kilómetros de casa.
Identifica qué mandados puedes hacer cerca y comienza a caminar. Dos kilómetros los caminas en menos de 25 minutos y hasta haces ejercicio. Tu peso y billetera te lo van a agradecer.
Si tienes jefe, trabaja en tu autodisciplina laboral para proponer un día de trabajo en casa. No es fácil pero si suficientes personas muestran que es posible, al rato abrimos una nueva alternativa de oficina.
Si eres jefe, comienza a nutrir las habilidades del formato de home office para que cuando llegue la próxima crisis tu equipo tenga un plan de contingencia. El bolsillo de tus empleados y la ciudad te lo van a agradecer.
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