Gerardo Borrayo Morales preparó un espacio en su sala, se alistó, colgó algunas fotografías en la pared y aguardó durante horas una entrevista que le ofrecieron, pero que jamás llegó.
Su nieto, Josué Artiga, conmovido, le tomó una fotografía y la compartió con un poco de frustración en redes sociales sin imaginar que esta se volvería viral y su abuelo resultaría otorgando varias entrevistas de su labor como Bombero Voluntario.
A sus 83 años de edad, Gerardo, el Mayor I y Bombero Voluntario Veterano, cuenta que lamentablemente por la pandemia le suspendieron su contrato laboral en la Secretaría Ejecutiva de la Instancia Coordinadora de la Modernización del Sector Justicia luego de 21 años de laborar en el lugar.
“El 16 de marzo me suspendieron por mi edad ya que soy vulnerable al Covid-19, el 31 de julio me llamaron de Recursos Humanos para decirme que habían cancelado mi contrato y pues a partir de esa fecha me quedé sin empleo”, expresa Gerardo con mucha nostalgia puesto que intentó que lo dejaran hasta final de año pero fue imposible.
El Bombero Veterano comenta que estuvo durante 42 años en la institución en el Benemérito cuerpo de Bomberos Voluntarios, recuerda con mucho cariño el día en el que ingresó, en un lejano 16 de agosto de 1957. Además, con tristeza explica que el 27 de agosto de 1999 fue retirado.
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Sus mejores años
Para Gerardo pertenecer al Cuerpo de Bomberos Voluntarios durante tantos años le permitió no solo atender a varias personas, sino vivir situaciones que lo marcaron para toda su vida.
Explica que el primer recuerdo que viene a su mente es un hecho ocurrido el 15 de septiembre de 1957, explica que regresaron del desfile patrio y cuando estaban en la estación central, frente al Instituto Nacional Centro América (INCA), sonó una alerta de rescate, era un llamado hacia Chinautla.
Comenta que habían chocado 2 aviones de propulsión a chorro. “Inmediatamente nos dirigimos en la unidad que teníamos, la número uno”, sin embargo, “llegamos tarde”.
Gerardo explica que en el lugar ya habían llegado vía aérea otras personas a llevarse a los heridos, y de pronto sus compañeros ya no estaban. Solamente un policía y otra persona particular. Estaba perdido.
“Cuando sentimos estábamos perdidos, empezamos a caminar y caminar entre unas montañas, por fin que fuimos a salir a la finca El Zapote a las 9 de la noche, llegué a la central como a las 9:30. Estuvimos 4 horas perdidos. Esa fue mi primera experiencia que tuve ahí en los bomberos”, agregó Borrayo.
Su cuarentena
Gerardo explica que ha pasado la cuarentena bien “en lo que cabe”, puesto que desde que lo suspendieron el 16 de marzo estaba tranquilo y hacía un poco de ejercicio y a reparar cosas en casa.
Sin embargo, aquella llamada del 31 de julio le cambió por completo, puesto que su estado de ánimo cambió. “Estaba muy triste, no tengo trabajo. Pero bendito Dios tengo salud y ahí vamos”, agrega.
Pese a esta situación, Gerardo motiva a la juventud a emplear sus horas libres en servir a Guatemala como Bombero Voluntario, ya que ese ha sido uno de los principales motivos en su vida, “hacer algo sincero por los demás”.
“Yo invito a toda la juventud para que se inscriban en el Benemérito Cuerpo Voluntario de Bomberos, es una institución muy noble donde uno presta su servicio con mucho amor. Ya saben como dice el slogan, hermosa es la vida cuando se vive para hacer el bien”, finalizó Gerardo.