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Las extorsiones: el “negocio” criminal del miedo

  • Por Jessica Gramajo
10 de junio de 2024, 16:20
Las extorsiones son uno de los delitos más denunciados en Guatemala. (Foto: Wilder López/Soy502)

Las extorsiones son uno de los delitos más denunciados en Guatemala. (Foto: Wilder López/Soy502)

La angustia y zozobra aqueja diariamente a cientos de guatemaltecos que reciben llamadas de extorsión. Solo en abril se recibieron más de 1,600 denuncias por este delito.

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"Si pasan o tienen un negocio en nuestro territorio, tienen que pagar renta. Nos tienen que pedir permiso y eso se hace con varos (dinero)".

Con naturalidad y como si se hablara de una actividad lícita, un integrante de la Pandilla 18 aceptó detallar a Soy502 cómo funcionan las extorsiones dentro de esa estructura criminal en Guatemala.

"Antes que nada te voy a aclarar. Nosotros no cobramos extorsión. Nosotros lo que pedimos es una renta por trabajar en nuestros territorios. Si quieren vivir tranquilos, si quieren poner un negocio para hacer dinero, si sus camiones pasan o el bus llega, pagan. Por vivir, nada más", aseguró el pandillero.

El mecanismo para cobrar una extorsión no es simple. Según el entrevistado, se lleva a cabo un proceso que puede durar hasta tres semanas. Inician con la instalación de un aspirante a pandillero, denominado "chequeo" para que controle determinado negocio.

Este se encarga de identificar no solo el ingreso económico, sino que también el movimiento dentro del local, estableciendo si hay cámaras, la cantidad de empleados, vehículos que entran y salen, identificando a los propietarios, el tipo de ropa utilizan (si es de marca o no), los nombres de las personas. En conclusión, como si se estuviera haciendo un estudio socioeconómico del negocio.

Esta observación puede durar hasta tres semanas dependiendo del tamaño del local y el interés de la clica (célula que se desprende de la pandilla y que tiene a sus propios líderes). Los encargados de esta actividad son los "paros" y los "chequeos".

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Al recabar la información suficiente, la llevan al "ranflero" (encargado de la clica), quien decide si se hará o no la extorsión, así como la cantidad de dinero que obligarán a pagar a sus víctimas.

"Cuando el 'ranflero' toma la decisión, se lleva el teléfono. Si el negocio tiene potencial, él mismo llama; si no, le dice al 'llavero' (segundo al mando) para que él diga quién va a llamar. Se deja claro quiénes somos, que está en nuestro territorio y que por eso debe de pagar, si quiere vivir. Después se manda al 'paro' o al 'chequeo' para que cobre y si no paga, hay consecuencias", sentenció el pandillero.

Sin embargo, cuando las extorsiones son a empresas de gran tamaño como las de transporte público, recolección de basura o distribución de alimentos, la decisión recae en la denominada "Rueda", la cual es una especie de consejo que ostenta la autoridad máxima del Barrio 18. Todos sus líderes están en la cárcel por diferentes delitos.

Ellos no solo deciden, sino que también se encargan de "negociar" y establecer el cobro y la regularidad en que se hará. Todo ello dentro de las cárceles. Luego envían a los "paros", "chequeos" u "homies/brincado" a cobrar las extorsiones.

De piloto a pandillero

Edgar Guerra, defensor de las Personas Usuarias del Transporte Público de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), recordó que las extorsiones tuvieron su auge en el sistema de transporte.

"A eso de los años 2000, los mareros se subían a los buses y al azar agarraban a los pilotos o ayudantes. Les dejaban el teléfono para que ellos informaran a los dueños cuánto y la frecuencia con la que llegarían a recoger dinero. Muchos se negaron a cumplir con las exigencias, entonces comenzaron a matar a los trabajadores y a muchos usuarios", narró Guerra.

"Con el pasar de los años, los pilotos y ayudantes se aliaron con los pandilleros. Ellos sabían cuánto pasaje se hacía al día, así como el teje y maneje del bus, lo que provocó un incremento en las cuotas y en los buses extorsionados. Incluso, el pago ya se hace por Asociación o Gremial".

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"Al principio era comprensible; los pilotos y ayudantes eran a quienes mataban, pero llevaron el problema a la estratosfera y provocaron una meteórica descomposición del sistema de transporte, pues los dueños decidieron dejar el negocio en manos de los pilotos y de los ayudantes. Ahora les dan el bus, les piden una cuota y el resto es para ellos y su pandilla", detalló.

Según Guerra, debido a esta situación ha presenciado el fallecimiento de muchas personas, no solo en manos de las pandillas, sino también a causa de infartos provocados por la angustia que generan las extorsiones. Hay quienes se encuentran endeudados para pagar a los delincuentes.

"Supe de personas que se vieron obligadas a salir del país debido a las amenazas de los mareros. Muchos también dejaron el negocio. Por eso ahora los pilotos ya no están preparados, cualquiera agarra un bus y lo maneja", dijo el defensor de derechos humanos.

El pandillero entrevistado confirmó que gran parte de los pilotos y ayudantes de los buses son integrantes de clicas o trabajan para ellos.

"Hay pilotos y ayudantes que son del Barrio. ¿Y cómo no? Ellos son los que miran cuántos suben, cuánto pisto ingresa y el movimiento de todo. Saben cuánto nos van a pagar", manifestó.

Hasta adentro

Tener a pandilleros que pasan información dentro de las gremiales de transporte ha sido extremadamente difícil para muchos empresarios, al menos así lo fue para una mujer a quien llamaremos Carolina. Ella y su familia tenían una flotilla de microbuses, negocio que tuvo que abandonar para huir del terror de las pandillas y de las extorsiones.

"En un inicio todo bien en el negocio, pero de un día para otro le comenzaron a disparar a los buses y nosotros no sabíamos ni por qué. En 2014, le dispararon a uno de nuestros pilotos y falleció. Luego llegaron los teléfonos y nos comenzaron a extorsionar", narró Carolina.

Le dijeron que eran de la Mara Salvatrucha (MS) y, aunque colocaron la denuncia ante el Ministerio Público (MP), les recomendaron pagar en lo que se investigaba y, por miedo, lo hicieron.

"Cuando comenzamos a pagar, los mareros nos dejaron de molestar. Les dábamos Q3 mil a la semana, porque teníamos 30 microbuses y por cada uno cobraban Q100. Al mes eran Q12 mil", detalló.

Después de unos meses de pagarle a la MS, aparecieron otros pandilleros, pero ahora del Barrio 18, quienes les exigieron la misma cantidad. Es decir, pasaron de pagar Q12 mil a Q24 mil al mes.

No habían terminado de procesar el impacto, cuando les entregaron otro teléfono exigiéndoles la misma cantidad.

Llegamos a pagar más de cinco extorsiones. Todos los días teníamos que sacar Q100 por bus para pagarle a cada mara. A una se le pagaba lunes, a otra el martes, otra el miércoles y así nos íbamos
Víctima molesta e indignada

El problema, relató, radicaba en que dentro de la Gremial había un propietario de buses que recomendaba pagar; más adelante se enteraron que esta persona era integrante de las pandillas. "Él nos decía: 'Paguemos para que no nos maten' y como ya teníamos miedo, lo hacíamos, sin saber que él estaba con los mareros", comentó.

Carolina realizó pagos desde 2014 hasta 2020, cuando llegó la pandemia y se prohibió el transporte público. Al regresar todo a la normalidad, se encontró con que el pandillero que integraba la Gremial hizo los trámites en la Municipalidad y solo dieron permisos a los agremiados que él decidió, dejándola fuera del negocio a ella y a otros más.

Vendió sus microbuses y compró carros para convertirlos en taxis "piratas", donde al poco tiempo también le comenzaron a cobrar extorsión, así que decidió dejarlo todo y ceder sus espacios de taxi, porque ya no podía más.

Aun así, siguió recibiendo llamadas de extorsión. A como pudo, pagó, pero sin ningún ingreso se le hizo imposible, así que pasó la extorsión a las personas que se quedaron con sus espacios de taxi.

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"Le dije a las personas que mejor dejaran los taxis y buscaran un trabajo, aunque fuera ganando poquito y comiendo frijolitos, pero no es justo estar manteniendo a una partida de huevones. Perdí todo, mis buses, mis taxis, todo por las extorsiones", lamentó.

Mientras tanto, el pandillero de la Gremial sigue trabajando, sin ningún proceso legal en su contra y negando pertenecer a una pandilla.

"Pagamos durante muchos años. Este señor está libre y sin investigación, mientras que todo el dinero que le pagamos a las pandillas se lo gastaron en drogas y saber en qué más", dijo muy molesta Carolina.

¿A dónde va el dinero de las extorsiones?

Según el pandillero entrevistado, aunque muchas de las extorsiones se deciden fuera de las cárceles, "La Rueda" tiene que estar enterada de todos y cada uno de sus movimientos.

"Hay algunos majes que se han querido pasar de listos. Piden renta y no dicen nada, esos tienen consecuencias", dijo.

"¿Qué consecuencias tienen? ¿Los expulsan?", se preguntó. "Ja', bueno fuera. Si se hace algo sin consultar al Barrio te damos piso. Te morís, pues", subrayó.

"¿Y el dinero?" Para narrar esta parte, el pandillero pidió no ser grabado de ninguna forma, pero autorizó la publicación de su declaración. Este explicó que al recibir la extorsión, el dinero se lleva al "ranflero", quien es el encargado de distribuirlo.

Una cantidad, que oscila entre la cuarta parte o la mitad del dinero se entrega a "La Rueda" en las cárceles; otra es para el "ranflero" y el resto sirve para el mantenimiento de la clica (compra de armas, drogas, alimentos, prostitución, entre otras cosas).

A veces al "paro", "chequeo" o "homie" que haya identificado, dado seguimiento y llevado el teléfono al negocio le dan una mínima porción, pero regularmente se le paga con drogas o armas de fuego, pues el "trabajo" que realizó fue como parte de su iniciación dentro de la pandilla o para subir de nivel.

"No todas las clicas funcionan de la misma manera, pero lo que sí hacen todas es rendir cuentas a 'La Rueda', si no ya te conté lo que pasa", dijo entre risas.

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¿Quién y cómo deciden los ataques?

"Si pasan por nuestro territorio, pagan. Ellos saben cuánto tienen que pagarle al 'homie'. Ahora, si falta un pago, el 'homie' dice en qué estación no pagó, se manda al gatillero y se les da piso", dijo el pandillero consultado.

No obstante, fuera de grabación, pero con autorización de publicar, aseguró que en las empresas grandes "La Rueda" toma las decisiones.

"Dependiendo del territorio le informan al "ranflero" de la clica que organice la guerra. Al día siguiente se vuelven famosos en las noticias", manifestó de forma burlona.

Los imitadores

Sin embargo, no todas las extorsiones las realizan los pandilleros. Según una fuente del Ministerio de Gobernación (Mingob) que pidió no ser citado, el 90% de las extorsiones son efectuadas por "imitadores" y solo un 10% se distribuye entre la MS y el Barrio 18.

Mientras que el fiscal Especial Adjunto de la Fiscalía contra el Delito de Extorsión del MP, Eddy Rodríguez, explicó que existen cuatro grupos que se dedican a la extorsión: las dos pandillas, el crimen organizado y los imitadores.

Según el MP, un 70% de las extorsiones provienen de los imitadores y el 30% restante se divide entre las pandillas y el crimen organizado.

Fuera de grabación, esto fue reconocido por el pandillero: "La cosa es que nosotros no somos payasos y tenemos la mayor parte del dinero, porque nos vamos con empresas grandes. Esos majes (los imitadores) son los que joden al pueblo y chingan a los negocios que están en Internet, nosotros solo vamos con los que tienen varos".

El pandillero estimó que un 60% de las extorsiones son provocadas por imitadores, un 10% por el crimen organizado y un 30% se lo dividen entre el Barrio 18 y la MS.

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La fuente del Mingob explicó que los imitadores suelen recabar su información de las publicaciones en redes sociales, principalmente de aquellos que tienen algún negocio o que están vendiendo un carro, una mesa o cualquier artículo, porque las personas publican su número de teléfono.

"Lo primero que hacen es buscar en los contactos y fotografías. Allí ya tienen información de los hermanos, amigos, tíos, padres, esposas y hasta de sus hijos. "Muchos publican la fachada de su casa, cuentan a dónde fueron de vacaciones, qué desayunaron. Con todo eso se nutren los extorsionistas imitadores", explicó el funcionario.

¿En qué se diferencian?

Todos los entrevistados coincidieron en que la diferencia entre los cuatro grupos de extorsionistas es que los imitadores y el crimen organizado no tienen la capacidad de matar, como sí lo tienen las pandillas.

Los grupos se diferencian, porque las pandillas entregan celulares y realizan llamadas desde números diferentes. Por otro lado, los imitadores y el crimen organizado utilizan un solo número para contactar a múltiples personas y lo hacen al número residencial o celular que puedan encontrar en las redes sociales, mantas o publicidad de los negocios.

"Los imitadores y el crimen organizado se nutren del miedo que han generado las pandillas... Los imitadores también piden un solo pago, mientras que las pandillas y algunos del crimen organizado piden una cuota de entrada y pagos semanales, quincenales o mensuales", explicó el fiscal del MP.

No obstante, Rodríguez reconoció que algunos grupos del crimen organizado sí tiene la capacidad de matar y, en su mayoría, hablan desde las cárceles, con coordinación de personas que están en libertad, pues "están un poquito mejor estructuradas que los imitadores".

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Además, mencionó que han identificado que algunos de los imitadores han sido o son trabajadores de las empresa o negocios determinados y, como conocen todo el movimiento y hasta cuántos hijos tiene el jefe, comienzan a extorsionar.

La fuente del Mingob coincide con esta información. Detalló que algunas veces han identificado que las extorsiones a taxis, mototaxis o tuc tuc las realizan los mismos pilotos a sus compañeros.

También comentó que "los imitadores prueban suerte. Realizan unas 10, 15 o 20 llamadas al día, les piden entre 5 y 10 mil quetzales, pero después negocian y bajan a mil o 500 quetzales. Les resultan pagando dos, ya con eso tienen sus Q2 mil del día. Mientras que las pandillas no negocian, ellos colocan una cuota y si no se paga, matan".

Otra diferencia es que, en su mayoría, los pandilleros utilizan a sus integrantes para cobrar el dinero de la extorsión de manera presencial, mientras que el crimen organizado y los imitadores usan cuentas bancarias.

Un favor que salió muy caro

La necesidad de un joven que buscaba trabajo terminó en agonía, luego de prestar su cuenta bancaria para que le depositaran, según él, bajo engaños, una suma de dinero que resultó provenir de las extorsiones.

Todo inició cuando se quedó sin trabajo. "Mi mamá y mi papá estaban enfermos. Yo había hecho varios préstamos para comprar sus medicamentos y los gastos de la casa", narró pidiendo el anonimato.

"Nadie me daba trabajo. Desesperado comencé a ir de local en local ofreciendo mis servicios como mensajero, barrendero, lavaplatos, lo que fuera, yo solo quería trabajar", explicó.

Una mujer, a quien no quiso identificar con su nombre, le abrió las puertas, bajo la condición de que le pagaría por cada entrega o "mandado" que hiciera. "Acepté, porque no tenía de otra".

Al principio todo iba bien, pero después de un tiempo, ya no lo llamaban para hacer entregas, así que decidió llegar todos los días al local para hacer "aunque fuera algunos mandados".

"Creo que la señora vio mi desesperación y me comenzó a sacar plática. Le conté mi situación y me comenzó a regalar comida para mí y mis papás. Era de todos los días, yo estaba muy agradecido con ella", dijo.

Luego de un tiempo, el joven encontró a la mujer en un mar de lágrimas. "Me contó que debía mucho dinero y que al día siguiente le quitarían el local y el cuarto donde ella vivía", narró.

Sin embargo, el joven decidió presentarse a trabajar al día siguiente. "Me recibió muy contenta y me dijo que unos amigos le prestarían dinero, pero que no tenía cómo recibirlo. Yo no recuerdo haberle contado que tenía cuenta bancaria, pero ella me dijo muy segura que si se la podía prestar", detalló.

"No le vi ningún problema, en ese momento solo pensé en la ayuda que ella me había dado con comida y que así le podía devolver el favor, pues yo era más pobre que ella. Me depositaron un poco más de mil quetzales. Los fui a sacar y se los entregué", explicó.

Al día siguiente ocurrió algo que lo incomodó. Recibió una llamada de la mujer indicando que le habían depositado más dinero a su cuenta y que necesitaba que lo fuera a sacar.

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"Me enojé, porque se suponía que sería una sola vez. Se lo hice ver y le dije que no tenía tiempo para ir por el dinero. Al ratito me llamó un hombre con voz de marero y me comenzó a amenazar. Le dije que no podía sacar el dinero, porque era fin de semana, y que eso que habían hecho no me gustaba", relató.

Luego de ello, le contó a sus papás lo que estaba ocurriendo y ellos le recomendaron entregar el dinero lo más pronto posible, así que fue a la agencia bancaria de un Centro Comercial, realizó el retiro y comenzó los trámites para cerrar de una vez su cuenta bancaria.

"El lunes llegué y le dije a la mujer que no le daría el dinero, sino que le compraría los mandados que ella me dijera", comentó.

Pasaron las semanas y seguía yendo al local, cuando se percató que la mujer ya no llegaba y que nadie sabía de ella. Días después sufrió el susto de su vida, un gran operativo policial y del MP llegó a su casa y lo capturaron.

"Me sacaron esposado y me subieron a una patrulla enfrente de mis papás y mis vecinos. Yo no sabía qué estaba ocurriendo, hasta que dentro de la patrulla un policía me preguntó si yo sabía por qué me estaban llevando y le respondí que no. Él me preguntó si de casualidad yo le había dado mi número de cuenta bancaria a alguien. Fue como que me quitó una venda de los ojos y supe en lo que me habían metido", detalló.

Junto con él fueron detenidas otras 35 personas más en un operativo denominado "Cóndor", a través del cual se ejecutaron 61 diligencias de allanamiento en Guatemala, Chimaltenango, Sacatepéquez, Escuintla, Suchitepéquez, Chiquimula e Izabal.

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El operativo "Cóndor" se llevó a cabo el 26 de octubre de 2022 en siete departamentos. (Foto: MP)

Ahora el joven está ligado a proceso por los delitos de extorsión en forma continuada y se enfrenta a una pena de hasta 15 años, más la devolución del dinero.

"Me arruinaron la vida. Salí en muchas noticias donde de una vez me condenaron como extorsionista, incluyendo las publicaciones que hizo el MP y la policía. Nunca utilizaron la palabra presuntos, solo dijeron que integramos la clica. Imagínese, si antes no conseguía trabajo, ahora menos", lamentó.

Incluso contó que había encontrado un puesto en una universidad, pero durante la entrevista le voltearon la pantalla del monitor y le enseñaron que su nombre aparecía en un comunicado del MP.

"Mis vecinos me tienen miedo, me tachan a mí y a mi familia de extorsionistas. Todos me han dado la espalda. No solo tengo que lidiar con mi situación legal, sino que también con la estigmatización social. Estoy devastado, casi muerto en vida", lamentó.

Al respecto, el fiscal Rodríguez aseguró que han llegado a la conclusión de que las personas que prestan su cuenta bancaria sí pertenecen a las estructuras criminales, pues en los cruces de llamadas han verificado que tuvieron contacto con los extorsionistas.

"Tenemos una medida especial de comunicación con la que logramos establecer en muchos casos donde (los extorsionistas) llaman a los cuentahabientes para informarles que ya les habían depositado y que debían sacar el dinero", detalló el fiscal del MP.

Piden denunciar

Ángel Cambara, jefe de la División Nacional contra el Desarrollo Criminal de las Pandillas (Dipanda) de la Policía Nacional Civil (PNC), pidió a la población denunciar los casos de extorsión.

"Del 1 de enero al 17 de mayo de este año llevamos 7,706 denuncias de extorsión, de las cuales, hemos logrado que 7,046 personas no paguen. Los 660 casos restantes han llegado a pedir asesoría cuando ya han realizado el pago o venían pagando desde hace algún tiempo", detalló.

Tanto el MP como la PNC han habilitado números de teléfono especiales para recibir llamadas de extorsión, para hacerlo puede comunicarse al 1574, 1561 y al 40171290.

Nuestra política es no pagar ningún centavo a los extorsionistas, porque si usted paga una vez, se vuelve prácticamente cliente del extorsionista
Ángel Cambara
, jefe de DIPANDA

Mientras que Rodríguez recordó que el 70% de las extorsiones son imitadores que no tienen la capacidad de hacer daño, por lo que recalcó también la necesidad de presentar las denuncias.

"Aquí contamos con psicólogos para que puedan ayudar a las personas que vienen con crisis nerviosa. También hemos implementado espacios para que los niños puedan ser atendidos, mientras sus padres presentan la denuncia. Incluso se ha logrado que muchos dejen de pagar extorsión. En lo que va del año hemos logrado la condena de 648 personas", subrayó.

Las denuncias pueden ser anónimas y, en el caso del MP, se reservan los datos y solo los jueces y ellos conocen quién presentó las denuncias.

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