Una casa con manos pintadas y un rótulo de car-wash da la bienvenida a los niños de un centro escolar de párvulos. La directora-maestra se asoma a la escuela a las 7 de la mañana. Dayana -la primera niña en llegar- corre a saludarla. “Flor”, le dice mientras la abraza. La docente abre el portón de la vivienda.
Flor de María Mancio dirige el CEIN-PAIN de zona 18. Desde el 2000 se ha encargado de la administración y docencia del centro que brinda estimulación temprana de 0 a 3 años y nivel preprimario de 4 a 6 años. Los menores de tres años llegan una vez por semana y los de párvulos de lunes a viernes. En total suman 98 niños.
"Me ha costado un poquito porque, hasta el momento que vino ahora la maestra por contrato, me ha tocado prácticamente estar a cargo de absolutamente todo. Y al decir todo me refiero a la cuestión administrativa, docente y hasta operativa. La ventaja que tenemos acá es que los padres están integrados en todas las actividades", explicó Flor.
El proyecto PAIN es una modalidad para la atención integral de los menores de seis años en comunidades urbano marginales y áreas rurales del país en contexto de pobreza, promueve la participación comunitaria y de la familia para mejorar la calidad educativa de sus hijos.
Llega el apoyo
Dos madres voluntarias llegan para apoyar cada día. Pero Flor no quería recargar la responsabilidad en los padres, por lo que a veces debía suspender la jornada de clases para hacer trámites administrativos.
Así pasó los últimos 18 años, con la ayuda de las madres que la asistían. Sin embargo, necesitaba más ayuda. Así que el año pasado solicitó al Ministerio de Educación (Mineduc) que asignaran una maestra.
Hace un mes, llegó Valerie, quien fue contratada por el Mineduc. Ella se encarga de los niños de cinco años, mientras que Flor ve a los de seis. Una maestra voluntaria les ayuda con los más pequeños de 4 años.
La clase
Los menores empiezan a llegar alrededor de las 8 de la mañana, corren, hablan, juegan. Valerie improvisa una canción para llamar su atención: “pam, pam, pam”. Los niños repiten después de ella. Continúa con “pem, pem, pem” y así con el resto de las vocales.
La vivienda está dividida en tres ambiente, el área que funcionaba como parqueo del antiguo car-wash fue adaptada para formar dos salones de clases. Dentro de la oficina de Flor se encuentran los alumnos de preparatoria.
El techo es de lámina y el calor se encierra. Las maestras y madres sudan moviéndose de un lado a otro para atender a cada niño. El ambiente huele a humedad, tienen problemas con filtraciones de agua.
Katerine López lleva a su hijo de 5 años. Le gusta el trato amoroso de las maestras. Pero cree que el establecimiento es muy pequeño para los niños.
La directora les enseña sobre distintas culturas. Una pequeña viste una blusa estilo kimono y dos coletas, otro lleva un turbante, prenda que utilizan para cubrir su cabeza los árabes. Un niño luce un sombrero y ropa blanca para representar la vestimenta de Colombia. Flor les señala en el mapa donde se encuentra cada país que representan.
Los alumnos de preparatoria hacen una presentación a los de Kinder. Les preguntan qué país creen que representan. Cada vez que alguien pasa al frente, un niño repite: "es de Islandia", otro dice que del planeta Tierra. Luego les indican el país al cual representan. Flor les pregunta “¿Quién se viste mejor?”, una niña grita “Yo”. Todos se ríen. Después, ella les explica que ninguno se viste mejor, solo diferente, y todos merecemos respeto.
Las voluntarias
Ha pasado una hora de clases y llega el momento de recibir educación física. Lorena llega con pelotas, aros de hula-hula, cuerdas, conos. Ella les da esta clase una vez por semana de forma voluntaria. La docente que les enseña inglés también da sus servicios ad honórem.
No hay un área para practicar ejercicio dentro del establecimiento. Durante 40 minutos los niños salen a la calle: corren, saltan, patean la pelota. La escuela se encuentra dentro del residencial Villas de San Rafael y no circulan muchos vehículos.
Mientras reciben la clase de física, un hombre se acerca con bolsas cargando bananos, granola y leche en polvo, es quien les lleva la alimentación escolar. Al terminar, viene el momento de la refacción. La mayoría trae comida desde su casa.
Alimentación
Flor dice que antes el proveedor de alimentos a través de la Organización de Padres de Familia (OPF) les llevaba las alimentos preparados: tamalito o fideos, lácteos y alguna fruta.
La directora dice que el Mineduc les mandó un oficio para indicar que los alimentos deben prepararse dentro del centro educativo. Pero en esta escuela no tienen cocina o un área higiénica para preparar comida. Frente al baño, las mamás improvisaron un espacio donde mezclan la leche con el agua.
La directora departamental de educación, Susana Gularte, asegura que desde que se implementó la Ley de Alimentación Escolar se especifica que deben cocinar dentro del establecimiento. "No estaban cumpliendo con la ley. Ninguna escuela está autorizada para cocinar fuera. Aún las escuelas que no tienen espacio, los papás cocinan bajo el sol", dijo Gularte.
Los niños prefieren la refacción preparada por sus familias. Las maestras cumplen con ofrecer la comida, mandan bolsitas con leche en polvo para que lleven a sus casas y sus padres se las preparen.
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La jornada está por finalizar, los niños terminan de pintar los símbolos patrios que están aprendiendo: la bandera y la monja blanca. Luego juegan hasta que sus padres llegar a recogerlos a las 10:45 de la mañana. Una niña dice que le gusta asistir a estudiar por la comida, otros niños explican que por las actividades, porque se divierten.
El hijo de Joseline VélIz tiene 5 años, asiste al PAIN desde que tenía tres años. Según dice, las escuelas cercanas a su vivienda no aceptaron al menor por tener autismo. También lo lleva dos veces por semana al centro de educación especial Alida-España.
Le gusta la escuela por la convivencia con las madres y maestras. Sin embargo, opina que la alimentación escolar debería ser preparada por el Mineduc, porque en el establecimiento no tienen cocina ni utensilios para prepararla.
Situación se repite
Este centro educativo no es el único que necesita más maestros. En todo el país hay 4,754 escuelas públicas que solo tienen un docente a cargo.
De estos, 14 tiene más de cien alumnos y ocho están en Alta Verapaz. Un departamento con alto nivel de pobreza. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), un 78% de los pobladores de Alta Verapaz vive en situación de pobreza.
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