El logotipo del Gobierno de Guatemala resalta en la escuela primaria construida por los padres y los alumnos. La comunidad recibió el terreno y los materiales de construcción por medio de donaciones. Los aportes del Gobierno consistieron en pintar las aulas y entregar una tubería.
Los padres y sus hijos fueron quienes trabajaron para construir las dos aulas que ocupan los niños del caserío San Gregorio en Villa Canales.
El terreno lo donó el dueño de un residencial colindante a la comunidad. La donación todavía no está en escritura legal, por lo que este ha sido el argumento del Ministerio de Educación (Mineduc) para no construir pues aún no se completa el proceso de legalización.
Villa Canales es un municipio del departamento de Guatemala, el caserío se encuentra a 29 kilómetros de la ciudad capitalina. A pesar de estar cerca a la ciudad, la escuela no tiene servicios básicos como energía eléctrica. Solo hay un baño, los padres deben pagar por el servicio de agua y cocinan con leña.
Dos maestras contratadas por el Mineduc atienden a los 60 niños de la escuela, los alumnos de primer grado hasta tercero primaria usan un aula y de cuarto a sexto están en otra. Los padres tuvieron que contratar el servicio privado de agua y deben pagar una cuota de entre 75 a 180 quetzales mensuales.
La escuela tiene cuatro años funcionando. Se empezó a construir después de la campaña de 2015. Algunos candidatos a alcalde, -entre ellos, el actual jefe edil, Julio Marroquín- se acercaron a los pobladores y les donaron los materiales de construcción para conseguir sus votos.
Durante este tiempo, han logrado construir una tercera aula, pero les faltan láminas. También construyeron dos baños que aún necesitan inodoros, drenajes y puertas.
El terreno es irregular, se debe bajar una pequeña montaña para llegar a las aulas. No está totalmente cercano, cualquier persona puede entrar. Ya han tenido dos incidentes: una vez les robaron los insumos para la alimentación escolar y este año les quemaron la cocina. Tuvieron que poner barrotes en una de las aulas y construir una galera de lámina que usan para cocinar con leña.
La directora-maestra, Zoila Monterroso, explica que los padres son quienes han ayudado a que la escuela funcione. "Hacemos reunión de padres de familia. Ellos aportan lo que desean colaborar para poder terminar de construir el aula", indica.
Ana Aguilar, la madre de uno de los alumnos que terminó sexto de primaria este año, es quien cocina para los niños. Ella y su familia han colaborado desde que empezó la escuela. Su hermano trabaja sin cobrar para terminar de construir el tercer salón de clases.
La escuela no tenía una Organización de Padres de Familia (OPF) hasta ahora. El Mineduc les daba los insumos para que preparar la comida. Los padres deben turnarse para preparar la alimentación escolar. Pero no todos pueden, así que Ana está siempre dispuesta para prepararles los alimentos a los alumnos. Algunas madres le pagan Q20 al día por sus servicios.
"Yo quiero mucho a los niños. Me recuerdo de cuando se inició esta escuela porque todos ayudaron. Los niños con cubetas, bañitos cargando cemento, arena y piedrin. Las mamás con niños a 'tuto', mamás esperando bebés", expresa Ana
Ella junto a otras madres cocinaron el atol y panes que los estudiantes degustaron en su último día de clases. Este 25 de octubre terminaron el ciclo escolar, para algunos es la despedida, pues empezarán su ciclo básico en otro establecimiento.
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Esta escuela no es la única que carece de servicios básicos: el 83% de establecimientos educativos en el país no tienen agua, un 87% no posee energía eléctrica. El acceso a internet en las áreas urbanas es del 15% y en las áreas rurales es del 5%.
La Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) presentó en octubre su informe sobre las condiciones de infraestructura en las escuelas. Un 29% necesita techos o están defectuosos y un 82% tiene sanitarios inseguros.
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