Nueve días pasaron frente a las puertas del Palacio Nacional de la Cultura, diez de ellos, encadenados y con el objetivo de exigir la renuncia de la exvicepresidenta Roxana Baldetti.
Bernardo Silva fue quien, el 1 de mayo de 2015, a través de un mensaje en un chat, convocó a varios de sus conocidos para encadenarse. A pesar del temor a ser desalojados y de la incertidumbre de que la policía tomara acciones contra ellos, su lucha perseveró durante una semana y media.
El apoyo de los ciudadanos se hizo presente al llevarles comida, agua y colchas para pasar la noche. Sofía Galindo y su esposo Erick Sandoval, dos de los encadenados que se unieron a Bernardo, relatan que su objetivo no era quedarse sino llevarles agua, pero la indignación los movió a unirse.
La más pequeña de los encadenados fue Jaderlyn Rojas, de 12 años, quien acompañó a su madre que era la designada por Bernardo para tomar fotos y videos. “Ese día mi hija me dio una gran lección de vida”, relata Angie Peña, madre de Jaderlyn.