Esta es la emotiva carta de un maestro para sus alumnos reprobados

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Pablo Poó Gallardo es un profesor de Lengua y Literatura Española en un instituto de España. Además, es muy activo en las redes sociales con su proyecto La Mala Educación, que desgrana el sistema educativo del país europeo, desde las oposiciones para el profesorado hasta el funcionamiento de un colegio.

Durante la última semana de 2016, Pablo decidió publicar un mensaje dirigido a sus alumnos reprobados, donde les imparte una magistral lección de vida e intenta que valoren el esfuerzo que realizan sus padres para que tengan una mejor educación que les ayudará en su futuro.

• POR SI NO LO VISTE:

El mensaje que también fue publicado en el canal de YouTube de Pablo, se hizo viral debido a su fuerte contenido y al llamado a la reflexión para los estudiantes que no lograron pasar el año.

Esta es la carta:

"Espero que estés fastidiado por haber reprobado. Si te da igual es una mala, muy mala señal. Siempre me preguntas lo mismo: '¿Para qué quiero estudiar si yo voy a trabajar en el campo?' o '¿Para qué quiero estudiar lengua si voy a ser peluquera?'. No sabes nada de la vida; y no lo sabes porque lo tienes todo. A pesar de que en casa no entra mucho dinero, nunca te ha faltado nada porque tienes unos padres que se parten el lomo por ti para que, precisamente, nada te falte.

Pero la vida no tiene nada que ver con la burbuja utópica en la que nos envolvemos durante la secundaria. La vida no te espera, no te comprende y no te hace recuperaciones. ¿Crees que cuando vayas a echar una beca fuera de plazo te van a aceptar la solicitud? ¿Crees que si no llegas a la nota media del ciclo que quieres estudiar vas a entrar por tu cara bonita? No, te vas a quedar en tu casa.

La vida no es la escuela secundaria, desconfía de todos aquellos que quieren que seas feliz entre los 12 y los 16. Cuando seas mayor de edad les vas a importar un pimiento (...) cuando te pongan un examen de más de dos temas, no vas a aprobarlo. No porque seas tonto, sino porque no te hemos enseñado a estudiar, ni a esforzarte, ni a pensar. Y dejarás el ciclo y volverás a tu casa con un papel que pone que has terminado la secundaria y que ya me contarás para qué te sirve. Pero los que quisieron hacerte feliz hasta los 16, hicieron todo lo que pudieron, no vayas a pedirles cuentas.

¿Qué clase de contrato vas a firmar, si no te enteras de lo que dice en los textos que leemos en clase? Cuando te des cuenta, y eso con suerte de que te contraten, habrás estampado tu firma sobre un sueldo bajo o sobre una jornada laboral eterna. Y si no haces lo que te dicen y como te lo dicen, a la calle. No eres especial, hay treinta más como tú deseando tomar ese hipotético puesto de trabajo. 

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No te hace falta el romanticismo para trabajar en el campo, tampoco para hacer rulos; pero sí para saber que hace 200 años, unos cuantos tuvieron el valor suficiente para hacerles frente a las normas de una sociedad que creían injusta, con la que no se sentían identificados.

Cuando te hablen desde el atril, aplaudirás como un idiota porque no tienes sentido crítico. Te echarás piedras sobre tu propio tejado sin darte cuenta, pero luego irás al bar y repetirás lo que quieren que repitas.

Que no, que la vida no es como la secundaria. Que estudiar asignaturas distintas te sirve para ampliar tu cultura y con ella, tu mente. Parece mentira, pero en las mentes abiertas, es más difícil entrar. Una mente simple se conquista fácilmente, solo tiene una puerta. No puedes terminar una maratón si nunca has entrenado. No puedes terminar un ciclo si antes no has adquirido un método y un hábito de esfuerzo y estudio.

Siéntete mal por no haber aprobado, piensa que tu futuro depende en gran parte de lo que hagas ahora. A partir de enero, vas a venir aquí a dejarte la piel: vas a dejar de dormir en clase y pensar que no puedes solo porque no lo intentas; vas a demostrar que no necesitas que te bajemos el nivel, porque sabes que tienes capacidad de sobra. A partir de enero me vas a entregar todo lo que te pida y como te lo pida, porque si no, pequeño, estás perdido. No ahora, seguramente te sacarás el título. Lo sabes tú y lo sé yo.

• ADEMÁS:

Pero a mí me importas de verdad porque nuestra relación no se acaba cuando cumplas 16, yo he firmado contigo un contrato de por vida".

* Tomado de: huffingtonpost.es