Hace varios años en un congreso de software libre tuve una intervención sobre "cultura libre" en el auditorio del Intecap. Cuatro personas estaban en la sala, dos de ellos desconocidos a quienes me acerqué al final para agradecerles su generosa presencia.
De aquel encuentro fortuito nació una amistad que cambiaría mi forma de entender la realidad. Enrique Pazos y Eduardo Rubio, físico y astrofísico, respectivamente, son dos de las mentes más brillantes de este país y gracias a ellos he ido entendiendo con mayor precisión lo imprescindible del desarrollo científico en nuestro país.
La ciencia, en su versión más generosa, es la forma en que los humanos tratamos de comprender de qué se trata esto de la vida y cómo hacemos para ser parte de ella con dignidad y respeto.
Complicado, yo soy un grinch de la humanidad, cuesta mantener la fe en nosotros cuando basta levantar la cabeza para darnos cuenta que somos un atentado contra la vida, y aún así, como dijo el poeta César Vallejo, nunca sino ahora ha habido vida.
Cómo llegamos hasta acá, hasta estas pantallas táctiles y hasta más allá de las fronteras del sistema solar. Todo es ciencia, todo es tecnología: desde el cuento de la abuela hasta los submarinos que exploran las profundidades del océano, tan desconocidas y tan cercanas. Entre el pensamiento de los pueblos mesoamericanos y la tradición científica occidental no temo en afirmar que somos una región del planeta que tiene muchísimo que aportar a la humanidad desde la ciencia.
Encontré en el Twitter la etiqueta #MentesbrillantesGT desde donde se está promoviendo el perfil de 23 científicos guatemaltecos que del 23 al 27 de julio participarán en Converciencia, un encuentro de científicos y soluciones para el país.
Se lee entre estos perfiles: doctoras que combaten en la era de la resistencia bacteriana, desarrolladoras de nanotecnología para el desarrollo sostenible, astrofísicos de altas energías estudiando destellos de rayos gamma, o que preparan experimentos de biopelículas microbianas para llevarse a cabo en la Estación espacial internacional, y pues no, no son personajes de Marvel, son Lucía, Susana, Rodrigo, Luis Pedro, científicos guatemaltecos que son parte de esta lucha por hacer de la humanidad una especie digna de la vida y sus maravillosas manifestaciones, desde las supernovas hasta lo quarks y los neutrinos, desde el mango con pepita que te comés en la esquina hasta la pantalla de tu celular.
Reconocernos como una comunidad nacida desde el conocimiento profundo de la vida es un paso necesario para valorar a la ciencia en nuestro país.
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