El misticismo, las leyendas y la historia que ha dado vida al Cerro Mirandilla, ubicado en Escuintla.
EN CONTEXTO: ¡Escalofriante! Un tiktoker se armó de valor y escaló el Cerro Mirandilla
"La Puerta al Infierno", una bruja y una hermosa niña con cuerpo de culebra, son parte de las leyendas que rodean al Cerro Mirandilla, pero, ¿qué hay detrás de tanto misticismo? ¿Existe la bruja y la niña culebra?
El cerro está localizado en el kilómetro 54.5 de la RN-14 a tan sólo una hora y media de la ciudad y ha cautivado durante años a lugareños y turistas, quienes quedan sorprendidos por la belleza de la formación de rocas, a pesar de ser un área de piedras, guarda una gran cantidad de vegetación y aves.
Uno de los puntos que más llama la atención es su forma. A simple vista, se trata de una formación con tres rocas en la cima, razón por la que le han llamado también "Los Tres Picachos".
Recientemente, un video viral en la red social TikTok, revela a un joven que escala el cerro. En el lugar, el tiktoker encontró altares y hasta afirma haber escuchado un grito. Tras esta exploración, en Soy502 decidimos hacer un recorrido en el lugar y documentar si las leyendas son ciertas, lo hallado por el hombre y detectar algún suceso paranormal.
Hicimos la travesía y llegamos hasta "La Puerta del Infierno".
El misterio del Cerro La Mirandilla
Aunque hay quiene aseguran que se observa la réplica de la Esfinge de Giza, y otros ven a un gran gorila que, según las leyendas, se trata de una animal que fue castigado y convertido en piedra por desafiar a las deidades.
Lo curioso del lugar es que el cerro se transforma conforme se va girando, incluso, hay algunos que aseguran que se forma una figura zoomorfa que también aparece en una imagen encontrada en la estela Witz-Ik de Quiriguá, la cual marca los equinoccios del 21 de septiembre y 21 de marzo en la base del cerro.
Sin embargo, el mayor misterio que existe en el lugar es "La Puerta del Infierno", rodeada de decenas de leyendas y mitos, que la han convertido en un lugar místico donde se practican ceremonias mayas, rituales a la Santa Muerte y todo tipo de brujería.
Cuentan las historias que cuando las constelaciones se alinean se abre un portal que conduce directamente al infierno, pero el único que puede cruzarlo es el mismísimo Diablo, quien siempre encuentra algún incauto para hacer un pacto de riqueza y abundancia a cambio de su alma.
Uno de los castigos por negociar con el Diablo, es que sus espíritus se queden atrapados y que sus almas deambulen por el lugar durante toda la eternidad, tal como ocurre con una bruja que dicen ofrece comida a los turistas y una hermosa niña con cuerpo que culebra que vuelve locos a quienes la siguen.
El camino hacia "La Puerta del Infierno"
Llegar al lugar no fue nada fácil. Si bien, el ingreso se ubica en la ruta principal de la carretera de la Antigua Guatemala y Escuintla, el área es solitaria, por lo que decidimos buscar la vivienda más cercana para estacionar el vehículo. El lugar más cercano se ubica a 3 kilómetros, que luego caminamos para regresar e iniciar nuestro viaje.
El cerro está ubicado dentro de una finca privada, por lo que pedimos permiso a Don Mynor, el guardián del lugar de de la escuela comunitaria del lugar. "No tenga pena, pero váyanse con mucho cuidado", recomendó.
Lo primero que se encuentra al llegar son varias bancas construidas con cemento, pero completamente abandonadas. Aunque eso no significa que no hayan habido personas en el lugar, la gran cantidad de basura en los alrededores lo demuestra.
No habíamos avanzado mucho, cuando las señales de ceremonias y ritos comenzaron a aparecer. Había botellas, veladoras y pequeños altares bajo una formación rocosa, lo que nos avisaba que más adelante podíamos encontrar algo más tenebroso.
Pero, cualquier cosa que haya creado nuestra imaginación se olvidó al volver la vista y encontrarnos con un hermoso río cristalino, de los pocos que quedan en Guatemala. La corriente era fuerte y, aunque algunas áreas se veían profundas, no nos detuvimos y decidimos cruzar.
Esa no fue la única dificultad. Si bien había rastros de presencia de personas por la basura en el ingreso, al cruzar el río las cosas cambiaron. La vegetación era densa, no había brecha y ninguno de los que hicimos la expedición (reportera, fotógrafo y camarógrafo) conocía el camino, pese a ello, decidimos continuar. Nada nos detendría, queríamos encontrar "La Puerta del Infierno".
Así que, con un pequeño machete, dos botellas de agua y una de café, comenzamos a caminar siguiendo nuestro instinto.
Tras unos 45 minutos de camino, finalmente llegamos a "La Puerta del Infierno". La vista es asombrosa. Al ser época de verano, el cielo estaba despejado y su azul era tan fuerte que nos regaló un mágico escenario.
El camino es de rocas. Hay que tener cuidado porque la mayoría son muy resbalosas y están sueltas, por lo que un paso en falso podría provocar un accidente.
"La Puerta del Infierno"
Se trata de una gigantesca grieta conformada por una enorme roca que pareciera que se abrió solo para permitir el paso. Al alejarse, esa enorme roca que crea "La Puerta del Infierno" pareciera que está sonriendo. Mientras que la cima o el techo está sostenido únicamente por dos grandes piedras.
Intentamos hacer el menor ruido posible. Durante varios minutos intentamos escuchar el lugar. Muchos han asegurado que escuchan a una bruja o los llantos de una niña, pero no se escuchó nada extraño.
El silencio sólo era interrumpido por el cantar de los pájaros y el golpe del agua de una de las venas del río Cantil que pasa a pocos metros del lugar.
Ceremonias y rituales
De pronto, mientras avanzamos, comenzaron a aparecer los vestigios de las ceremonias y ritos que se practican en el lugar.
Las áreas ceremoniales estaban llenas de veladoras con la Santa Muerte, ramos secos de flores de muerto, así como ofrendas, principalmente de cerveza y licor.
En cada parte de las rocas de la grieta había parafina derretida, como señal de las velas que son encendidas durante las ceremonias y rituales.
Había huesos de animales entre los residuos de las fogatas realizadas para dejar las ofrendas y una que otra fotografía quemada.
"El Sacrificadero"
Aunque ahora se le conoce como el Cerro Mirandilla, ya que un ingenio con ese nombre funcionó en el lugar, el verdadero nombre sería el "Sacrificadero", un lugar sagrado donde los mayas sacrificaban animales y personas para pedir en favor de la madre tierra o por haber incumplido los deseos de los dioses.
Según el Título de Alotenango, en 1566 los nativos de Escuintepeq y Alotenango mantenían una disputa territorial y el cerro fue testigo de batallas sangrientas, por lo que cuando estaban en guerra se colocaba en el "Sacrificadero" varias flechas y puntas de pedernal ensangrentadas y si estaban en paz, colocaban pelotitas de cera.
Al pasar lo años, en 1809 se tiene registros de que la propiedad pasó a manos de Don Mariano Peinado, un comerciante de la región que se vio con graves problemas económicos y trató de deshacerse del terreno considerado maldito y que tenía un precio de 25 mil pesos, él sólo pidió 2 mil, pero la Curia Diocesana negó el préstamo y ya no lo pudo vender.
A mitad del Siglo XIX las tierras estaban registradas a nombre de Manuel María Herrera, padre del expresidente, Carlos Herrera y Luna, quien fue derrocado en septiembre del 1920 por José María Orellana. Se cree que fue en ese momento cuando comenzaron a surgir todas las historias y leyendas de horror.
La niña con cuerpo de serpiente
Una de las leyendas más narradas por los abuelos es el de uno de los dueños de la finca. Según cuentan, el hombre tenía permitido realizar las ceremonias y ritos en el lugar y un día se armó de valor y les pidió que lo ayudaran a multiplicar sus riquezas, así que quería pedir prosperidad.
A los pocos días se le apareció un hombre con morral, sombrero de palma y ropa de manta. Le explicó que había hecho mal su petición y que él lo guiaría para hacerlo de la forma correcta, para ello, debía ir a "La Puerta del Infierno" a medianoche y a pie, y que al llegar, se le aparecería el indicado para resolver sus problemas.
El dueño aceptó y acordaron el día y la hora. Finalmente llegó el día y su sorpresa fue encontrarse al mismísimo Satanás. El Demonio le prometió que le daría lo que fuera, pero a cambio debía entregarle lo más preciado que tenía, pero no debían ser tierras ni dinero, así que el hombre pensó en su hija, una hermosa niña de 10 años.
Se sentía acorralado, pero se lo propuso al Diablo, quien aceptó sin titubear. De momento, el terrateniente recapacitó y trató de dar marcha atrás, pero el Diablo fue más astuto y al ver que el azucarero comenzaba a arrepentirse, convirtió hechizó a la niña transformándola con cuerpo de serpiente y cabeza de humano.
Desde entonces, hay quienes aseguran que se han encontrado a una hermosa niña que deambula por la montaña. Incluso, aseguran que a muchos les ha pedido ayuda para deshacer el hechizo y, quienes lo han intentado, han desaparecido durante varios días y al encontrarlos de regreso están completamente locos, otros, simplemente han fallecido.
El venado blanco
Un día, Lucas Lalú, un hombre que vivía cerca del Cerro Mirandilla decidió ir a cazar. Agarró su rifle y se fue solo desde la mañana, pero al caer la noche le pasó algo sorprendente, frente de él apareció un hermoso venado blanco y sin pensarlo disparó tres tiros. Justo vio cuando el animal cayó.
"Esa piel la voy a poder vender a buen precio", pensó, mientras caminaba hacia el lugar donde según él había caído el animal. Al llegar, no lo encontró. Buscó y buscó, pero no había nada, así que decidió regresar al rancho para ir por el venado blanco al día siguiente.
Al amanecer, emprendió el camino hacia los Tres Picachos, lo único que encontró fue al hombre con morral, sombrero de palma y ropa de manta quien le preguntó si buscaba algo, este le contó sobre el venado y el hombre respondió: "Así que sos vos el que me está lastimando a los animales. El venado está en mi rancho, venite y te lo llevás".
Lalú comenzó a seguirlo, pero mientras avanzaba comenzó sentir el cuerpo muy pesado, así que pensó en regresar. El hombre con morral se lo impidió. Uno de sus amigos lo vio a lo lejos y le contó a su familia. Aunque lo buscaron, no lo encontraron por ningún lugar.
A los pocos días, habían varios cazadores y lograron dispararle a un venado, pero al acercarse para recoger al animal, se dieron cuenta que había matado a Lalú. Su cuerpo estaba tirado lleno de sangre. Atrás, entre los árboles, el hombre del morral blanco sólo sonreía.
La bruja
También se cuenta la historia de una mujer que vende alimentos a los turistas o que les ofrece servicios como guía, pero que realmente se trata de una bruja que busca robarles el alma.
Según las leyendas, los que aceptan primero pasan por "La Puerta del Infierno" y luego son llevados por la mujer hacia una cueva para ofrecerlos como sacrificio al Diablo.
Algunos han sido localizados sin vida, otros aparecen ciegos o nunca aparecen.
Historias, leyendas, narraciones de los abuelos, al final, todo ese misticismo hace único al Cerro Mirandilla o "Los Tres Penachos".