El sábado, un grupo de más de dos mil hondureños empezó una caminata en San Pedro Sula, 180 kilómetros al norte de Tegucigalpa, hacia la frontera con Guatemala para llegar a Estados Unidos, una ruta de dos mil kilómetros plagada de obstáculos y peligros.
Como pueden, los hondureños cargan sus pocas pertenencias y a sus hijos, por lo que algunas personas les dan "jalón" algunos kilómetros en picops y microbuses.
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Este martes, después de partir de Esquipulas en la mañana, la caravana de migrantes llegó a Chiquimula, donde fue recibida por estudiantes del Centro Universitario de Oriente de la Universidad de San Carlos de Guatemala y por pobladores locales.
Se espera que el grupo avance unas horas más para pasar la noche en algún municipio cercano.
Por su parte, los paramédicos de la Cruz Roja Guatemalteca indicaron que han atendido a más de 300 personas con deshidratación y dolor de cabeza.
Mientras tanto, la Procuraduría de los Derechos Humanos detalló que no se tiene un número exacto de hondureños, puesto que ingresaron sin control migratorio.
Además, este martes el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó a su homólogo de Honduras, Juan Orlando Hernández, con retirar la ayuda a ese país si la caravana no se detiene.