El Canal de Panamá, maravilla de la ingeniería por donde pasa el 5% del comercio marítimo mundial, cumple 100 años el viernes entre camiones cargados de piedras, grúas y retroexcavadoras que apuran su monumental ampliación, en plena competencia con dos proyectos rivales.
El 15 de agosto de 1914, un barco, el Ancón, cruzaba por primera vez la ruta que, tras fracasar los franceses, abrió Estados Unidos a lo largo de 80 kilómetros en lo más estrecho de la geografía de América: el viejo sueño de unir los océanos Pacífico y Atlántico se hacía realidad.
Un siglo después, obreros con cascos y chalecos excavan, montan compuertas y levantan muros con toneladas de hormigón para permitir el paso de gigantes post-Panamax, buques de más de 12 mil contenedores, triple de carga de los que actualmente atraviesan la vía.
"Para Panamá el Canal significó progreso. Salir de ser una provincia (colombiana) olvidada a un Estado independiente que podía escoger su futuro (...) Su aporte al comercio en la época fue definitivo (y) la ampliación es lo que hoy queremos ofrecer al mundo", declaró el administrador de la ruta, Jorge Quijano.
Con un ritual parsimonioso que tarda unas diez horas, 14 mil barcos anuales, principalmente de Estados Unidos, China, Chile y Japón, cruzan de océano a océano cargados de mercancías, petróleo, autos, granos o pasajeros, en una ruta que toca 1 mil 700 puertos en 160 países.
Revolución comercial
Evitando miles de kilómetros hasta Cabo de Hornos, el canal panameño transformó la navegación y comercio mundial: redujo distancias, tiempos y costos del transporte de mercancía entre los centros de producción y consumo.
Primero permitió a Estados Unidos mover su flota militar y el comercio entre sus costas este-oeste, después favoreció a Europa y Asia en los años 50 y 60 cuando Japón devino potencia industrial, en los últimos 25 años empujó la puerta del mercado de Latinoamérica y desde 2001 el de China.
"A 100 años el Canal se maneja como un reloj. Los panameños sentimos una responsabilidad frente al mundo, por eso debe modernizarse para ajustarlo al comercio internacional", comentó el analista Ebrahim Asvat.
La expansión, por 5 mil 250 millones de dólares, comenzó en 2007 y en 2009 su principal obra, un tercer juego de esclusas que construye un consorcio internacional encabezado por la firma española Sacyr.
La ampliación iba a inaugurarse el año del centenario, pero sufrió atrasos con huelgas y disputas por millonarios sobrecostos que Sacyr reclama a la Autoridad del Canal (ACP). Será en 2016 que abrirán las compuertas del tercer carril por donde entrarán los post-Panamax.
Inmersos en la colosal obra, los panameños recibieron dos noticias inquietantes: la ampliación del Canal de Suez y el proyecto de otra vía interoceánica, una vieja obsesión de Nicaragua que revive la rivalidad de más de un siglo atrás con Panamá, por ser escogido para la ruta.
El de Suez no compite en muchas rutas con el de Panamá, pero Nicaragua sí. "No hay para dos canales en Centroamérica y que los dos sean viables económicamente", reconoció Quijano.
Duda, además, del éxito de un proyecto en que un empresario chino pretende construir en cinco años un canal de 278 kilómetros (tres veces más largo que el panameño) y a un costo de 40 mil millones de dólares.
El alma de Panamá
El Canal y Panamá como país independiente funden su historia. En 1881, el francés Ferdinand de Lesseps, constructor del Canal de Suez, intentó abrir la ruta, pero fracasó por problemas de ingeniería, financieros, y las enfermedades tropicales que mataron a más de 20 mil obreros.
Tras promover la separación de Colombia, Estados Unidos recibe del naciente Estado panameño el aval para hacer un canal, pagó a los franceses 40 millones de dólares por derechos, y lo construyó de 1904 a 1914. Instaló bases militares y un enclave con gobierno propio en tierras que había obtenido a perpetuidad.
Décadas de lucha nacionalista desembocaron en 1977 en los tratados firmados por el líder panameño Omar Torrijos y el presidente estadounidense Jimmy Carter, que entregaron a Panamá el Canal el 31 de diciembre de 1999.
Desde entonces, la vía habrá aportado al Estado panameño unos 10 mil millones de dólares, más que en 85 años bajo propiedad estadounidense. La ampliación triplicará las actuales contribuciones de 1 mil millones al año.
La gigantesca grieta en la cintura del país da más de 10 mil empleos y dinamiza negocios y servicios (6% del PIB) que hacen de la economía panameña de las más pujantes de Latinoamérica (creció 8.4% en 2013).
"En el centenario... estoy orgulloso de hacer historia y trabajar para el Canal de mi país", expresó el obrero Héctor Peralta entre el ajetreo de las obras que agrandarán esta vía que funciona las 24 horas de los 365 días del año.