CICIG ha vuelto a poner encima de la mesa un caso que despierta como ninguno otro el odio enterrado de una memoria reciente llena de muerte.
Contiene en sí, además, todo lo que está mal en la historia política guatemalteca: conspiraciones, sexo, violencia, inteligencia y contrainteligencia, procesos jurídicos farragosos y complicados, lo personal mezclado con lo institucional y toneladas de polarización.
En el intento de argumentar que existía una fuerte relación entre Lima y Arzú (y que eso le llevó a transferirle dinero en múltiples formas) el Comisionado mencionó en rueda de prensa el caso Gerardi.
Supimos más tarde que en le declaración de Alejandra Reyes, ella menciona que su fallecido esposo habría alterado la escena del crimen del asesinato del Obispo por indicación del Alcalde, entonces Presidente, y que el conocido militar permaneció en prisión por lealtad al cacique.
En la mitología griega, Pandora, al abrir la famosa caja que le entregan como regalo, deja salir todos los males del mundo. Ella, lejos de ser la mala de la historia, es simplemente ingenua: víctima de la curiosidad y de la venganza de los Dioses contra Prometeo, que había entregado a los humanos más de lo que se merecían, según los habitantes del Olimpo.
Espero equivocarme pero quizá CICIG sea Pandora y la caja, los oscuros secretos que Lima guardaba. Los males desatados pudieran suponer reabrir heridas tan profundas como las de un conflicto armado.
En un momento de creciente división y discurso ideológico como este no es lo que necesitamos y es la clase de elemento que los expertos en empantanar y ensuciar agradecen de corazón, pues les facilita el trabajo.
No es recomendable tirar de esa pita mucho más, si no es esencial al caso Arzú y si no se tienen pruebas contundentes para esclarecer el asesinato de Monseñor.
Lima dijo muchas cosas en vida y muchas de ellas fueron mentira. Difícil creer a alguien que negó su papel en prisiones y que jugó al despiste toda su vida. La declaración es, para mayor confusión, una frase que dice Reyes que dijo. Me resulta poco probable que se vaya a sacar algo contundente de ahí.
Los fantasmas del pasado (y no hablo de plazas) vienen a llamar la puerta. Si la puerta es la de un closet, la del cuartel o la del centro de operaciones de una banda de ladrones (o diversas combinaciones) me temo que todavía está abierto a discusión…y sospecho que todo esto no va ayudar lo más mínimo a arrojar luz sobre toda esa oscuridad.
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