Zarifa Ghafari, la alcaldesa más joven de Afganistán está acostumbrada a vivir con miedo, pero esta vez, el temor por su vida se ha elevado al máximo luego de la toma del poder por parte de los talibanes.
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Como defensora de derechos de la mujer, Zarifa Ghafari sabe que tiene un blanco sobre sus espaldas ante el regreso de los insurgentes ultraconservadores.
“Estoy sentada aquí esperando que vengan. No hay nadie que me ayude a mí ni a mi familia”, dijo Ghafari a iNews el domingo, el día en que el presidente huyó del país y los talibanes se fotografiaron en el palacio de gobierno.
“Vendrán por gente como yo y me matarán. No puedo dejar a mi familia. Y, de todos modos, ¿dónde podría ir?”, se pregunta.
Ghafari sabía que su vida estaba en peligro desde el primer minuto en que se involucró a la política, pero nunca optó por un perfil bajo. Ahora es reconocida mundialmente por defender los derechos de la mujer. Tiene un programa de radio sobre el tema y fundó una ONG centrada en el empoderamiento económico.
Antes de Zarifa Ghafari, la única mujer del pueblo que había tenido un puesto en el gobierno que no fuera el de maestra, fue la directora del ministerio de las mujeres de Wardak, y no se atrevía a vivir en la ciudad, sino que vivía en Kabul, la capital del país. Ghafari tomó la misma precaución por motivos de seguridad.
Por los derechos de las mujeres
Cuando Zarifa asumió el cargo en Maidan Shar, un pueblo de 35 habitantes, izó una bandera con su nombre, su fotografía con una pañoleta roja en la cabeza y el lema de su campaña para terminar con la basura: “Mantengamos limpia nuestra ciudad”.
En Twitter, explicó su plataforma: “Mi trabajo consiste en hacer que la gente crea en los derechos y en el poder de las mujeres”.
Su trabajo fue reconocido por Estados Unidos. El entonces secretario de Estado Mike Pompeo y la primera dama Melania Trump la distinguieron en marzo de 2020 con el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje, junto a otras mujeres de todo el mundo, seleccionada “por su valentía y liderazgo, cualidades que sigue demostrando a diario al enfrentarse a quienes tratan de impedir que las mujeres participen plenamente en la vida afgana”.
A pesar del respaldo, sufrió varios atentados que no tuvieron éxito. Quien sí murió en otro ataque fue su padre, el coronel Abdul Wasi Ghafari, bajo circunstancias que apuntan a los talibanes.
“No me quieren, por eso mataron a mi padre”, declaró esa semana. “Estoy tan destrozada. No sé en quién confiar. Pero ahora no me detendré aunque vuelvan a perseguirme. Ya no tengo miedo a morir”, añadió.