"Ya no hay muchos cangrejos ni muchos pescados", se lamenta Tomás, pescador y lanchero que a sus 71 años ha visto cómo la contaminación ha asfixiado el Lago de Atitlán, una de las principales zonas turísticas de Guatemala por su belleza natural.
La lancha en la que descansa el anciano es mecida por pequeñas olas que chocan en una de las orillas del lago rodeado por tres imponentes volcanes, testigos de la decadencia de esa maravilla en el oeste indígena.
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Cerca de la embarcación, unos niños juegan y otro pescador lanza su red intentando atrapar algo, pero el horror está a pocos metros de allí.
"La culpa es de los drenajes", señala Tomás sin estar lejos de la realidad. Según estudios de diferentes organizaciones privadas y públicas, las aguas residuales son la principal causa de la contaminación.

En los últimos años, el lago de agua dulce ha estado "enviando alarmas de que algo está mal", dijo Mónica Orozco, directora del Centro de Estudios Atitlán de la Universidad del Valle de Guatemala, a la AFP.
Precisó que la situación se complica más porque las aguas del lago de origen volcánico no drenan superficialmente.
Plantas de tratamiento insuficientes
Luisa Cifuentes, directora ejecutiva de la estatal Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán y su Entorno, señaló que trece plantas de tratamiento de aguas sucias trabajan alrededor del lago, las cuales resultan insuficientes para contener la contaminación.
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A corto plazo, las autoridades prevén la restauración de esas plantas "para hacerlas eficientes" y reducir las descargas nocivas que llegan al lago.
Otra posibilidad más lejana es la creación de un gran colector de aguas negras que rodee toda la cuenca del Lago de Atitlán, puntualizó Cifuentes.
Las cianobacterias
Por su parte, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) ha detectado cuatro tipos de cianobacterias que son estudiados para determinar si existe toxicidad.
En varias playas del lago es evidente el crecimiento de algas que contrasta con la belleza de todo el complejo, entre ellas Samabaj, un sitio arqueológico subacuático descubierto en 1996 y bautizado como "La Atlántida Maya".
"El lago, como cualquier lago del mundo, con el aumento de la población está sufriendo un deterioro", señaló Cifuentes.