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Aborrecer el #PactoDeCorruptos

  • Por Soy502
29 de noviembre de 2017, 12:13
El vocero presidencial, Heinz Heimman, afirmó que hablar de #PactoDeCorruptos es una calumnia. (Foto: Wilder López/soy502)

El vocero presidencial, Heinz Heimman, afirmó que hablar de #PactoDeCorruptos es una calumnia. (Foto: Wilder López/soy502)

Esta semana, Heinz Heimman, vocero presidencial (corrijo: asesor técnico por partida doble de la Secretaría de Coordinación Ejecutiva de la Presidencia), dijo en Emisoras Unidas que en el Ejecutivo aborrecen el término #PactoDeCorruptos, acuñado cuando el Congreso pretendía, en septiembre pasado, reformar el código penal para conmutar penas en más de 400 delitos.  

“Hablar de pacto de corruptos cuando se está tratando de cabildear un presupuesto deja mucho que desear”, afirmó Heimman al referirse a una reunión que calificó de “informal”, efectuada el domingo por la noche. Según se supo después, esta fue convocada por el jefe de bancada del partido oficial, Javier Hernández, el mismo legislador que presentó, ese 13 de septiembre de ingrata recordación, la moción para modificar dos decretos y quien aseguró que “eran 20 tuiteros” los que se oponían al desempeño del Legislativo. 

Hacer el enlace Hernández-#PactoDeCorruptos es hilar fino, según el señor Heimman. Y además, reunirse bajo el amparo de la noche, sin decirle a nadie, para conversar de cómo se emplearán las contribuciones que todos los guatemaltecos hacemos al Estado no tiene nada de malo, bajo el punto de vista del Ejecutivo.  

Es más, la cuestionada reunión al parecer fue tan insignificante que el mandatario Jimmy Morales no recordaba, dos días después, quiénes habían asistido. “No tengo por qué darle acceso a la prensa a todas mis reuniones”, aseguró.

En ese punto, tiene razón. La prensa no tiene por qué estar presente en todas las reuniones de trabajo que el presidente haga, ni tampoco en las citas, sean estas informales o no, que sostenga con diputados, jueces, ministros o particulares. Pero la agenda del mandatario sí es un asunto público. Morales está al servicio de todos los guatemaltecos y, en aras de la transparencia, es obligación de la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia dar a conocer dónde está el jefe del Ejecutivo y con quién. Sobre todo si los ciudadanos empiezan a preguntarse qué hacen vehículos estacionados frente al Callejón Manchén un domingo por la noche.

En política, la línea entre realidad y percepción es finísima. Y toda estrategia de comunicación debe ir de la mano de ese concepto.

Reunirse un domingo por la noche con diputados no es malo. Pero no dar explicaciones, sí. Pasa exactamente lo que ocurrió: se abrió la puerta a todas las conjeturas. Que si pacto. Que si compra de votos. Que si negociación bajo la mesa.

Tampoco se trata de arremeter contra lo evidente. Lo de #PactoDeCorruptos no es una elucubración febril: es una realidad innegable.

¿El Ejecutivo aborrece el término? Perfecto, pero si es así, que vaya más allá de la crítica. Que lo combata. Que lo elimine. Que enmiende la plana. Y entonces sí, que proclame a los cuatro vientos que lo aborrece. 

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