Tener una mascota suele ser una experiencia que llena de alegría a los dueños de los animales. Los perros son uno de los ejemplares con una gran preferencia en el mundo. Sin embargo, en ocasiones surgen historias terroríficas sacadas de un libro de ciencia ficción.
Algo así fue lo que vivió Wolfi, un perro que fue rescatado tras ser violado y víctima de zoofilia en España. Hace unos meses su dueño murió de una infección bacteriana en el pene.
Cuando el hombre falleció, las autoridades rescataron al perro y se descubrió que habían abusado sexualmente de él. De eso hace ya año y medio y Wolfi aún arrastra secuelas.
“El trauma es tan grande que aún no está apto para la adopción”, compartió Marga, la mujer que cuida de él en una casa de rescate animal en Mallorca.
“A nadie le gusta hablar de zoofilia, pero es algo que existe. En Dinamarca, hasta hace poco, era legal tenerlos en los burdeles y a esos lugares llegaban autobuses llenos de turistas. Esos animales abusados sufren igual que una mujer o un hombre”, aseguró Marga sin soltar la correa de Wolfi.

Cuando Marga recogió a Wolfi, apenas se le podía tocar.
“No dejaba que te acercaras a su parte trasera. Aún hoy no le puedes lavar, ni cortar las uñas ni cepillar sin haberlo sedado antes, porque se pone muy agresivo”, explica la cuidadora, que desde hace más de 20 años se dedica al rescate y rehabilitación de animales.
Muchos de esos perros son rescatados de casas donde se practica la prostitución.
Aunque en los clubes están prohibidos, en las viviendas suelen tener animales por si algún cliente lo solicita para mantener sexo.
Los perros utilizados para prácticas zoofílicas pueden presentar laceraciones en el pene, desgarros anales y vaginales.
“Hay veces que hay que intervenir quirúrgicamente los desgarros, pero el tratamiento es sobre todo emocional. Puede que no se lleguen a recuperar nunca de las secuelas psicológicas. Algunos llegan a morir por estrés”, explica la veterinaria Marta Gallego.
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*Con información de Televisa y El Mundo