Un pequeño temblor en la mano izquierda fue la alarma que llevó a Rosalba Aqueche a descubrir que padecía Párkinson, una enfermedad que ha aprendido a sobrellevar y que, al igual que a ella, afecta a entre 10 o 15 personas por cada 100 mil habitantes.
Aunque ataca comúnmente a la población de entre 50 y 65 años de edad, el caso de Rosalba fue detectado después de que alcanzara los 70 años.
Ella explica que al conocer el diagnóstico lloró desconsoladamente, pues imaginó que sería un giro completo a su vida.
Rosalba relata que poco a poco “aprendió a llevar la enfermedad” y retomó su vida cotidiana. “Yo cocino, voy de compras, limpio y hasta asisto a reuniones sociales”, describe sonriendo.
Sin embargo, la rutina de Rosalba sí se ha visto afectada, pues además de los medicamentos que debe tomar dos veces al día, la lectura y los ejercicios que debe llevar a cabo para evitar que los síntomas se agudicen, debe “llevar una vida tranquila”.
La bradicinesia, temblor en reposo, alteración de la motricidad y la inestabilidad postural, son algunos de los síntomas de la enfermedad que se aumentan por la alteración nerviosa del paciente; es por ello que Rosalba debe evitar las noticias fuertes y la programación televisiva que le genere ansiedad.
Una de las claves en la estabilidad de la salud de Rosalba es el involucramiento de su familia. Ella destaca que en los “días malos” (cuando se deprime), solo el amor y apoyo de sus hermanos, hijas y nietas la ayudan a recuperar el ánimo.
Es un trastorno neurodegenerativo crónico, producido a consecuencia de la destrucción de las neuronas pigmentadas de la sustancia negra.
El jefe del Departamento de Neurología y Neurociencia del Hospital San Juan de Dios y el presidente de la Asociación Guatemalteca de Ciencias Neurológicas, Henry Stokes, informa que la enfermedad conduce a una incapacidad progresiva y puede ser acompañada de otros padecimientos como demencia y cambios cognitivos.
Stokes agrega que, aunque es común que se diagnostique en adultos mayores, puede generarse en menores de 40 años tanto por una predisposición genética, como por un trauma a raíz de una experiencia negativa.
Con el fin de hacer consciencia sobre la enfermedad que puede llegar a convertir en un verdadero reto, tareas sencillas como caminar, sostener un objeto con la mano o levantar la cabeza, en 1997 la Organización Mundial de la Salud instituyó el Día de la Lucha contra el Párkinson, fecha en que nació el doctor que lo descubrió, Jones Párkinson.
Si bien se trata de una enfermedad sin cura, Stokes asegura que hay una serie de medidas que en el caso de los pacientes que la experimentan puede aminorar la gravedad de los síntomas y para quienes están sanos, constituyen una significativa reducción del riesgo de padecerla.
- Mantener una buena calidad de vida, es decir, no alterarse con facilidad y resolver los problemas que provocan ansiedad.
- Ejercitarse.
- Evitar el consumo de alcohol, tabaco y estupefacientes.
- Llevar una dieta sana que evite los excesos de grasas y carbohidratos.
- Realizar con frecuencia tareas intelectuales como leer y escribir.
- Conversar y no aislarse de la sociedad.