La conductora de televisión, actriz, psicóloga, youtuber y escritora, Tuti Furlán, visitó soy502 y contó detalles sobre su trayectoria y sobre el lado no tan agradable de ser una figura pública.
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Tuti abrió su corazón y compartió su "detrás de cámara": cómo consiguió sus entrevistas más memorables y el lado no tan atractivo de ser una figura pública, además de algunos desaciertos de los que aprendió mucho.
Tu sonrisa te caracteriza, pero ¿qué hay detrás?, ¿eres así a pesar de todo, sonriente, dinámica y carismática?
No, soy un ser humano. Ahora estoy feliz porque estoy compartiendo contigo, me encanta dirigirme a la gente y es parte de lo que he hecho por muchos años; y cuando uno hace lo que le gusta, uno está feliz, se la pasa bien, eso no quiere decir que en mi casa sea un ogro o en la calle vaya enojada, procuro estar en paz.
No sé si es posible estar 24 horas así, porque te acalambras, me ha pasado después de una conferencia, a la salida, cuando la bendición de poder dedicar mis libros o algo así y nos tomamos fotos... y después de una hora de estar sonriendo, duele. No es una sonrisa falsa, trato de ser lo más auténtica, pero después de ejercitar un músculo mucho tiempo duele.
¿Alguien ha visto tu lado "oscuro"?
Un día una persona se me acercó y le hablé y le dije: fíjate que me está pasando esto y creo que te está faltando esto y no me gustó esto ¿por qué no le ponemos más coco a esto u otro? Y me dice: ¿sabes qué es lo que necesito yo? Que tú... me lo dijo con otra palabra, pero no la voy a decir, me dijo... que tú me maltratés, es que como hablas con mucho cariño.
Entonces le dije: Tal vez este no es el equipo para ti, yo no funciono así. Si necesitas que yo te maltrate para que hagas lo que tengas que hacer, el problema no es mío, creo que eso tenemos que poner atención como sociedad en general.
En el tránsito también he tenido momentos de mucha desesperación o me siento muy abrumada por alguien, o en ocasiones, a lo mejor subo la voz a alguna de mis hijas. Ha pasado y, cuando pasa, trato de lo más inmediato posible regresar con ellas y pedirles una disculpa. Los papás cometemos muchos errores, es un aprendizaje de por vida.
Muchos se preguntan de dónde viene "Tuti"
Fue mi mamá. Es un apodo cariñoso como el que le ponemos a nuestros hijos; hay gente que crece y sigue siendo "la beba" o "el colocho" o "el chinito". Mi mamá me dijo Tuti una vez y le gustó el apodo cariñoso y así. Crecí con "la Tuti"; nunca me identifiqué con el María del Rosario. Me parece hermoso el nombre pero no soy yo, siento que no va conmigo. En el colegio, en las hojas de trabajo yo ponía Tuti Furlán, ese era mi nombre, todo el mundo me decía Tuti y la maestra me decía: no, usted se llama María del Rosario Furlán y yo decía que era más rápido poner Tuti (risas).
Incluso en mi adolescencia un mi exnovio, cuando un amigo, esta es una de mis historias más picantes (risas), le preguntó: sé que estás saliendo con María del Rosario y él dijo, no, estoy saliendo con la Tuti.
A veces me dicen ¿cómo surgió tu nombre artístico? Y yo les digo, es que no es nombre artístico, es mi apodo de bebé. Me pareció tan juguetón, tan yo, que lo llevé para el resto de mi vida profesional. Cuando entré a los medios de comunicación y me empezaron a poner María del Rosario, yo pregunté si había posibilidad de que me pusieran Tuti.
Tu podcast se caracteriza por consejos de las emociones. ¿Ha habido algún momento difícil en tu vida con el que no has sabido cómo lidiar?
Sí, me he terapeado. También consulto con colegas profesionales que me ayuden a ver más clara las situación, pido consejos a amigas. Carlos y yo, Carlos es mi esposo, somos muy buenos amigos y él es como mi psicólogo de primera mano, por así decirlo. Es mi mejor amigo, a quien yo llego a contarle todo, a quien puedo decirle: solo escúchame y sacaré todas mis confusiones, mis conflictos, mis inseguridades. Al hablarlo y ponérselo enfrente, él me puede decir algo al respecto o solamente con escucharme me ayuda a ver las cosas de una manera diferente.
Claro que he tenido momentos difíciles, dolorosos, pérdidas muy grandes, fracasos, confusiones, inseguridades, desvíos y rechazos. Lo que me ha ayudado es reconocer que estoy pasando por eso y recordarme que eso va a pasar.
¿Hubo algún momento de quiebre que recuerdes en la televisión o con seguidores?
Recuerdo una vez, cuando solo Facebook existía, que íbamos con mi familia a Atitlán y pasamos donde había artistas haciendo malabares con machetes. Ese fue un episodio muy desafortunado mío. Había visto a personas con pelotas, naranjas, y fue la primera vez que vi a alguien con machete. Y mi cabeza brincó, terminaron y pasaron a pedir dinero y yo, en mi cabeza terrorista, escribí: '¿quién autoriza a que los artistas callejeros hagan malabares con machetes?, cuando se les ocurra sacan pistolas', algo así puse, un comentario con cizaña y feo, lo reconozco, y no tienes idea la cantidad de mensajitos criticándome.
No me dio miedo el artista, me dio miedo lo que me imaginé, por eso trabajo tanto con la forma que la que vemos la vida, nos hacemos una historia en la cabeza que solo a nosotros nos afecta realmente. El artista hizo un trabajo impecable, no se le cayó un solo machete, pero yo, en mi cabeza, lo vi asaltándome, lo vi descuartizando a mis hijas, ¿sabes? Me hice una historia de las armas.
Cuéntanos sobre tu faceta como actriz
Me inicié en el baile español, bailé flamenco de chiquitita, mi mamá tenía una academia y yo amaba subirme al escenario, bailar jota, bailar sevillanas. Yo amaba, sobre todo La Jota.
"Urrutia" se llamaba la academia, mi mamá se llama Rosario Urrutia, su hermana, Patricia Urrutia. Rosario Urrutia, Patricia Urrutia y Claudia Urrutia, la otra hermana también, ellas daban clases y yo de chiquitita a chiquitita fui aprendiendo. Dentro del colegio tuve la oportunidad de entrar al taller de teatro que, en tercero básico, en el colegio era de las que ingresaba al concurso de oratoria, al concurso de declamación, al concurso de canto, siempre fui maestra de ceremonias.
Hice "El señor presidente", en la Gran Sala del Teatro Nacional. Fui a una entrevista de promoción y saliendo me dicen: ¿quiere hacer una prueba de radio?, entonces dije: hagamos la prueba. Fue en Exa, me dijeron que precisamente se iba una chica para tomar una beca de 6 meses, era para cubrir y yo dije sí, no importa. Terminaron los 6 meses y yo más que agradecida, sigo con el teatro y gracias al teatro sigo en televisión. Fui a una entrevista por una obra que estábamos haciendo, llegué tarde esa vez. Fue en los canales nacionales y me dicen: acaba de irse Luis Pellecer, pero ha de estar en el parqueo, lo llamo para que se regrese, ¿usted viene al casting? Y les dije que no, ¿y un casting para qué? Para dar noticias, ¿no quiere probar? Hago el casting, hago la entrevista con Luis Pellecer y alguien me dice: le quieren hablar en esa oficina. Entro y estaba el editor y me dijo: me gustó mucho su casting, estamos buscando a una persona, me gustaría que usted fuera, y quedamos.
¿Cómo lograste entrevistar a Ricardo Arjona?
Un regalazo de la vida poder entrevistarlo. Él no es muy abierto a entrevistas, elige a qué medios va; no nos lo tomemos personal, es muy selectivo, no por ser mala onda. Es un ser humano extraordinario, es muy generoso pero es muy tímido. Eso es lo interesante, pero en el escenario brilla, algo parecido a Paez, que en escena se transforma. A Paez cuando le hablas es muy tranquilito, lo máximo, lo adoro también, pero en el escenario es un monstruo, se trasforma.
En tu podcast contaste que Ricardo Arjona no te nombró en los créditos, cuéntanos esa anécdota:
Fue una experiencia hermosa porque me dejó una gran lección. Primero, porque venía a Guatemala y decidió hacer una gala privada en beneficio de su fundación Adentro, con las escuelas que tiene, San Agustín Acasaguastlán, el Ixcanal. Hicimos la entrevista, él se entrega de una manera increíble, se compromete no solo con los niños, también con los maestros, los exhorta, los motiva, pues fue maestro también.
Me hizo llegar la petición de ser maestra de ceremonias, de la gala, ¡cómo iba a decir que no! Llegaron otras invitadas internacionales, como Aracely Arámbula. Yo me sentí honrada, tenían que entrar a un punto, y después venía su concierto y yo estaba ahí.
Terminó el concierto y él pasó agradeciendo, explicando que lo recaudado iba a ser para la fundación. Le agradeció a Adela, a sus maestros, a los artistas internacionales, a Gaby Moreno, que llegó, y entre decir nombres ¡no mencionó el mío! En ese momento me sentí mal, se me hizo un nudo en el estómago, y decía, ¡qué barbaridad!, seguramente porque soy local.
Después yo solita dije: a ver Tuti, la gala no era para nombrarte, te eligió dentro de los conductores y conductoras extraordinarias que tiene Guatemala para estar en su gala, es un honor, no tenía por qué agradecerme.
¿Has tenido problemas con algún acosador?
Tuve un par de personajes, lo que hice fue no darles cuerda, ni siquiera bloquearlos. Yo decía buenos días y me confrontaban, me decían que qué fácil ser feliz si yo vivía en privilegios. Todo lo que compartía les molestaba y me escribían con insultos. Siempre callé y solitos se fueron. No me gusta bloquear a la gente aunque esté en desacuerdo conmigo, he aprendido a establecer una relación de respeto, respeto su opinión, pues no tienen que pensar lo mismo que yo. Mi vida no está para convencer gente, si alguien se inspira y hace click con lo que comparto está bien, pero estar viéndome solo por llevar la contraria y porque no les gusta se llama masoquismo.
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