La Policía Nacional Civil (PNC) capturó en diciembre del año pasado a seis personas por disparar al aire. Hasta el 22 de este mes, las autoridades ya registraban nueve aprehensiones por esto mismo. Lanzar proyectiles de fuego al aire es un delito que se puede castigar hasta con tres años en la cárcel.
Según la Ley de Armas y Municiones, en su artículo 127, disparar sin causa justificada es motivo de prisión de uno a tres años. También se motivó para decomisar el arma y suspender la licencia del responsable por tres años.
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Este solamente es el marco legal según explica el portavoz de la PNC, Jorge Aguilar y pone en la mesa un peligro mayor: “Todas las personas que disparan al aire están bajo los efectos del alcohol”. Esto, además de también ser ilegal, pone en un peligro mortal a muchas personas.
La bala más peligrosa es la que se dispara a 45 grados. Es una posición ergonómica y probablemente la que alguién con mucha “alegría” adoptaría para accionar su arma en un balcón o terraza.
La balística nos enseña que el ángulo de tiro es un factor importante para determinar el alcance de cualquier proyectil. A 45 grados la bala logra la máxima distancia horizontal que podría recorrer. Y sin conocer demasiado de física podemos intuir que tarde o temprano la munición caerá.
Para hacernos una idea, según el libro NRA Firearms Fact Book, una bala de 9 milímetros disparada por una pistola "normal", a este ángulo de elevación, alcanzará el punto más alto de su trayectoria a 2 mil 300 metros de distancia horizontal. A partir de entonces comenzaría a caer. Eso quiere decir que alcanzaría tierra a aproximadamente a 5 mil metros de donde fue disparada.
En otras palabras: Cuando una persona dispara al aire pone en peligro a cualquier persona que se encuentre a cinco kilómetros a la redonda de donde salió el proyectil.
Si bien es cierto que un una bala pierde velocidad por la resistencia del viento y la fuerza de gravedad cuando finalmente cae después de ser disparada al aire, esto no quiere decir que la fuerza no sea suficiente para herir o matar a alguien.
Todas las armas de fuego dejan una huella balística única en las municiones que disparan, aseguró Aguilar. “Esto hace que las balas disparadas al aire que terminan por atravesar el techo de una casa o lastimar a alguien pueden ser analizadas para vincularlas con un arma específica”, dijo el portavoz de la PNC.
En este sentido la policía también hace un llamado a los vecinos para que denuncien a los vecinos que hacen disparos al aire. “Todos sabemos quién es nuestro vecino que se pone a usar su arma, cuando lo hace hay que denunciarlo”, asegura Aguilar.