Tan solo tenía 13 años cuando empacó sus sueños en una pequeña maleta y se marchó. Consigo llevaba el consejo de su padre, el beso de su madre, las metas por alcanzar y sus infaltables zapatos de fútbol.
Después de jugar en las inferiores de Heredia y concluir sus estudios básicos, Rudy Ronaldo Barrientos entendió que debía dejar Morales, Izabal, su pueblo natal, para gestar el hombre en el que deseaba convertirse y no lo pensó dos veces. Así comenzó la historia del pequeño migrante interno de Guatemala.
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Muchos se van del país en busca de una mejor vida, lo dejan todo por una oportunidad, se alejan de sus seres queridos con la promesa de un día volver siendo lo que siempre quisieron ser y así le pasó a Barrientos solo que sin cruzar frontera.
El adolescente se instaló en Zacapa, a unos 119 kilómetros de Morales, su objetivo primordial era estudiar y, si había posibilidad, jugar fútbol. Pero, Barrientos no se limitó y, aunque para muchos resulte imposible mezclar el deporte y las clases, él lo consiguió. Se graduó de Bachiller en Educación Física y ostenta el grado técnico en administración de empresas deportivas, obtenido en Chiquimula.
Mientras, jugó para Estanzuela, de la Tercera División, y para el desaparecido Deportivo Zacapa, en Tercera y en Primera. Un día lo llamó el gerente deportivo de Guastatoya para invitarlo a realizar una pretemporada con los "Pecho Amarillo".
Amarini Villatoro ya lo había observado y le interesaba. Rudy no lo dudo y aceptó. Era el momento de mudarse de nuevo, tenía 16 años. Eso sí, ese año le tocó viajar a Chiquimula todos los viernes por la noche para concluir con sus estudios universitarios.
Ya en Guastatoya se instaló en la casa club, fue inscrito en la categoría sub-17 de la institución y su ascenso fue inmediato.
Hoy, cinco años después del primer viaje, Rudy se pelea la titularidad del equipo absoluto con futbolistas de la talla de José Márquez y Jorge Ignacio Gätgens. Suma 25 apariciones en Liga Nacional y tiene un título en su palmarés.
Es el volante mixto de la selección sub-20 que está por encarar el Campeonato de la Concacaf, que reparte cuatro boletos al Mundial de Polonia 2019. Se encarga de cortar el juego del rival y de construir el fútbol ofensivo de la Bicolor.
Es un jugador como pocos, de esos que mezclan la picardía del típico "chamusquero" con la clase que dan los entrenamientos y las buenas directrices.
Trabaja a conciencia, lidera a sus compañeros y encuentra en la disciplina una de sus mejores cualidades.
Apunta al Mundial y sueña con que su nuevo destino sea un equipo en el extranjero.
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