Como suele suceder, la mayoría de personas que han sido condenadas a pasar un tiempo en prisión, aseguran que son inocentes y buscan la manera de salir. Eso le sucedió a Benjamin Schreiber, quien fue condenado a cadena perpetua, pero su estrategia para buscar su libertad está fuera de serie.
En 2015, Benjamín se desvaneció dentro de su celda, pero los médicos intervinieron y aplicaron métodos para resucitarlo. Técnicamente falleció varios segundos, su corazón se detuvo por una intoxicación séptica.
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Ahora, tres años después, el hombre exige, a través de sus abogados, que lo liberen, pues argumenta que "ya murió" y que por ende, cumplió con su condena perpetua.
El hecho ocurrió en una cárcel de Iowa, Estados Unidos. Schriber fue condenado a pasar su vida en la cárcel luego de golpear a un hombre con el mango de un hacha en 1996.
El recluso, quien tiene 66 años recibió un revés a su petición, luego que la Corte de Apelaciones de Iowa decidiera el miércoles no aceptar su alegato.
"Schreiber todavía está vivo, en cuyo caso debe permanecer en prisión, o en realidad está muerto, en cuyo caso esta apelación es discutible", escribió la jueza Amanda Potterfield, señala el New York Post.
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* Con información de New York Post