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El túnel se queda oscuro, se encienden luces rojas intermitentes y una voz en los altavoces ordena que hay que correr de inmediato al Búnker 42: Moscú será atacada por una bomba nuclear. Sí, es una dramatización de lo que hubiera llegado a pasar en un bombardeo durante la Guerra Fría (conflicto entre Estados Unidos y los países occidentales contra la Unión Soviética de 1945 a 1989, el cual no tuvo enfrentamiento militar).
El Búnker 42 es de los pocos lugares que el Ejército ruso ha desclasificado para convertirlo en un museo para enseñar cómo fue la historia en esa época. En un barrio cercano al Kremlin, en una casa normal junto a una iglesia, está la entrada sellada por tres puertas blindadas a esta fortaleza subterránea.
Para llegar hay que descender 17 niveles, 310 gradas, para ver el primer túnel de la bóveda que está a 65 metros bajo tierra. Los pasadizos cilíndricos que llevan a las cuatro áreas del búnker están recubiertos de una gruesa capa de acero, un foco ubicado cada cinco metros guía el paso en las oscuras profundidades.
Es como estar dentro de un barco o un submarino. La instalación es un tubo enorme de hormigón recubierto de acero y hierro, sus paredes tienen más de seis metros de ancho. Esta instalación tiene cuatro cilindros así y cada uno tiene su propia función, por ejemplo, está el de los dormitorios, otro para cocina y comedor y los que son para el trabajo militar.
Mira el video:
Este lugar fue el centro de operaciones durante la “Crisis de los Misiles” de 1962 en Cuba, cuando la Unión Soviética puso su armamento cerca de Estados Unidos que puso al mundo al borde de sufrir la Tercera Guerra Mundial.
Un gran mapa del mundo visto desde el polo norte, donde desde este ángulo, se puede ver poca distancia geográfica entre norteamericanos y rusos, está el panel de control desde donde se hubiera ordenado un ataque, allí esta el botón rojo que nunca se presionó.
En otra habitación hay una consola interminable de botones que servía para estar en comunicación con la superficie junto a varias bombas y misiles ya desactivados que dejaron abandonados tras cerrar operaciones en 1950.
Aunque por el bien de la humanidad, el Búnker 42 nunca cumplió la función para la que fue creado, siempre estuvo listo para recibir a tres mil personas provistas de alimentos, combustible, sistemas de oxigenación y agua potable.
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Del mito a la realidad
Las historias cuentan que hay miles de lugares como este bajo Moscú. Este se desclasificó porque ya no podría resistir un ataque nuclear con la potencia de las armas actuales.
Muchos otros búnkeres ya fueron readaptados para aguantar un ataque actual y por eso son secretos.
Además, las historias cuentan que existe un sistema de comunicación subterráneo conocido como el Metro 2, que conecta a los refugios subterráneos con varias instalaciones militares.
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