La afición por lucir un cuerpo parecido al de Hulk, el 'super héroe verde', llevó a un fisicoculturista brasileño al quirófano, donde estuvo a punto de perder ambos brazos.
Romario Dos Santos Alves, de 25 años, reveló que el secreto para esculpir sus brazos de acero fueron cientos de inyecciones de un tipo de aceite en sus bíceps para lograr que estos crecieran, lo que a lo largo de varios años se convirtió en una adicción.
Aunque el método fue efectivo -y tal y como él mismo ha señalado acabó pareciéndose a Hulk-, finalmente se formaron en sus brazos varias 'piedras' de líquido que hubo que extirparle antes de que la única solución fuera amputarle las extremidades.
Romario quiso imitar a los tipos musculosos del gimnasio que frecuentaba. "Vi algunos hombres realmente grandes en el gym con enormes brazos y comencé a hacerme amigo de ellos. Me llevaron al synthol (esteroide) y me entusiasmé por los resultados. Perdí el control", confesó.
El líquido empezó a afectar la cordura de Romario (hasta tal punto que trató de suicidarse cuando su mujer estaba embarazada de seis meses) y a su salud, pues el Synthol empezó a solidificarse en sus brazos.
"Finalmente, gracias a Dios, el médico me dijo que no habría que amputar. Podrían remover el synthol solidificado que se había formado en mis brazos", recordó Romario.
* Tomado de La Prensa.