El psicólogo Winthrop Niles Kellogg inició un experimento en junio de 1931 que involucró a su esposa Luella y a su hijo de 10 meses de edad Donald.
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Kellogg quería saber si era verdad que los primates y los humanos eran muy parecidos, por ello quiso saber qué pasaría si una la cría de un chimpancé crecía y era educada, alimentada y vestida como a su propio hijo, así los juntó.

Gua, la chimpancé de 7 meses y Donald serían tratados y educados igual. Donald consideró al animal como su hermana, el resultado no terminó bien y llegó a un punto trágico.
Todo quedó documentado en un escrito y una serie de videos llamado "El niño y el mono".
Ambos fueron sometidos a exámenes de fuerza, locomoción, reflejos, memoria, vocalización, presión arterial e incluso a pequeñas dosis de dolor para conocer su reacción.

Los resultados del experimento:
Con el tiempo Gua podía completar diferentes tareas y seguir órdenes mejor que Donald, además comía con cubiertos, aprendió a ir al baño sola, pedía perdón y daba besos.
Su hijo comenzó a comportarse como un primate: mordía, gruñía, jadeaba como Gua para pedir algo y solo podía pronunciar tres palabras, al contrario de otros bebés de su edad que podían pronunciar 50.
El triste final:
El psicólogo decidió parar el experimento a los 9 meses a pesar de que estaba programado para 5 años debido a las reacciones de su hijo Donald.

Gua fue devuelta al Orange Park, Florida, donde había un centro de investigación de chimpancés, donde estaba su madre y vivían en cautiverio. Ella no se adaptó y murió un año después.
Por su parte Donald Kellogg creció con normalidad y realizó estudios en psiquiatría pero suicidó a los 43 años (1973), no se sabe por qué.