El expresidente Álvaro Arzú vivió uno de los momentos más duros de su Gobierno. Ocurrió el 16 de octubre de 1996, cuando debió de bajar a la gramilla del estadio nacional Mateo Flores (hoy Doroteo Guamuch) para suspender el juego eliminatorio entre Guatemala y Costa Rica debido a una avalancha humana que cobró la vida de 82 aficionados.
Era un partido válido por las eliminatorias mundialistas rumbo a Francia 1998 que terminó en tragedia.
Arzú tenía 10 meses en el poder y se encontraba en el palco del coloso de la zona 5, de donde descendió para tomar el micrófono y anunciar a quienes se encontraban en el estadio y a quienes seguían la transmisión de televisión y la radio en el que decretó tres días de duelo nacional.
"Un minuto de silencio por todas estas inocentes víctimas y desde ya decreto tres días de duelo en todo el país", fueron las palabras que pronunció Álvaro Arzú con un rostro compungido y la voz entrecortada.
En varias ocasiones siendo Presidente y alcalde de la ciudad capital evadió hablar al respecto de los sucedido la noche del 16 de octubre de 1996.
Por la tragedia del Mateo Flores se abrió una investigación y no hubo condena alguna, únicamente se le entregó una indemnización a algunos de los familiares de las víctimas mortales.
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