"Venom: The Last Dance", concluye su trilogía de forma decepcionante, generando más interrogantes que emociones.
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La última entrega de una saga que sorprendió en 2018 evidencia que las franquicias se desgastan y pierden su rumbo. Los fanáticos que han ido ver la esperada película la han clasificado como una trama decepcionante y sin sentido.
El cierre de la trilogía:
El sacrificio mostrado en la película, en lugar de ser conmovedor, se siente vacío y sin emoción. Esto refuerza la impresión de que tanto Kelly Marcel, la guionista y directora, como Tom Hardy, protagonista y productor, estaban más interesados en cerrar la historia de Venom de manera rápida que en asegurar un final de calidad y coherente.
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Lo único rescatable fue:
Uno de los aspectos que "Venom: The Last Dance" logra preservar es la relación entre Eddie Brock y Venom. Desde la primera película, este vínculo ha sido el núcleo de la saga, y aunque la trama no profundiza en su desarrollo, la forma en que ambos personajes buscan protegerse mutuamente sigue siendo lo más destacado.
A su manera disfuncional, Eddie y Venom se han convertido en una pareja singular dentro del universo de los superhéroes, y esa conexión emocional es lo que aporta al filme sus escasos momentos de autenticidad.
Otro de los elementos que decepcionan en "Venom: The Last Dance" es su apartado visual. A pesar de que el diseño de los simbiontes tenía el potencial de ser uno de los puntos más destacados de la película, las escenas de batalla parecen sacadas de un videojuego de PlayStation 2.
Los efectos visuales son torpes y poco impresionantes, especialmente en una época en la que se exige mucho más de las grandes producciones. Esto impacta negativamente en la inmersión durante las secuencias de acción, haciendo que las peleas se sientan repetitivas y carentes de emoción.
Final decepcionante:
En vez de concluir la saga con un final memorable o emotivo, la película elige cerrar con una banda sonora poco inspiradora, el desenlace no solo carece de emoción, sino que también deja al espectador con una profunda sensación de vacío. A diferencia de otras películas del género que logran dejar una huella duradera, esta despedida de Venom se siente totalmente desechable, algo que se olvidará rápidamente.
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*Con información El Comercio