El Museo del Ejército, que resguarda la historia de acontecimientos y personalidades de gran trayectoria castrense, ahora dedica un espacio al legado del General Luis Molina, quien prestó a la patria 42 años de heroicos servicios.
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Familiares donaron el espadín y la vaina que el militar usó en 1856 en Honduras, así como el espadín que portó en El Salvador en 1877. El libro Homenaje a la Memoria del General Don Luis Molina también forma parte de esta muestra de riqueza histórica.
"Si el patriotismo, la disciplina, la abnegación, el valor y el honor, forman la base sobre la que descansa la carrera de las armas, no puede haber mejor ejemplo que el que nos ha dejado el que fue veterano del Ejército, General Don Luis Molina", narra la reseña escrita por Mariano Ponce G., en agosto de 1909.
El distinguido militar nació en la Ciudad de Guatemala el 25 de agosto de 1836 y falleció el 2 de julio de 1909 a los 73 años, cuando ocupaba el alto cargo de Secretario de la Guerra, nombrado el 5 de junio de 1900.
Perteneció "a esa pléyade de hombres que, sin contaminarse de la corrupción social, enseñan y marcan el camino del bien, que llevan el consuelo al ánimo y el aliento al desfallecido", se lee en el libro.
En política, comprendía que el respeto al derecho, la libertad y las garantías individuales, es la única fuente de progreso y de civilización: fue liberal moderado y ferviente partidario de la unión de la América Central.
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Huella imborrable
Centroamericano de corazón, Molina prestó importantes servicios en El Salvador, Honduras y Nicaragua. Tuvo oportunidad de conocer personalmente al General Justo Rufino Barrios en la ciudad de Santa Ana.
El General Barrios ya tenía informes de él y le insinuó la idea de volver a Guatemala. Molina aceptó y el 31 de julio de 1878 fue nombrado General de División, dándosele alta en el Estado Mayor de la Plaza.
"El hijo del pueblo que sin otro capital que su nombramiento de Sargento, y huyendo de la tiranía oligárquica, abandonara su país natal para abrirse camino en la república salvadoreña y formarse una carrera, volvía al seno de la patria", se describe en la publicación de 1909.
En enero de 1879, Molina fue nombrado Jefe Político y Comandante de Armas de Alta Verapaz, en donde dio muestras inequívocas de sus dotes administrativas.
"Varias veces le oí al General Justo Rufino Barrios estas palabras textuales, dirigidas a sus jefes: 'Vayan ustedes Señores a Cobán a aprender de Molina como se maneja y se administra un departamento'", pronunció Don Vicente Saénz, en nombre del Gobierno ante los restos del General Molina.
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