¿Qué habrá detrás de la mirada de los cachorros que es tan irresistible para los humanos?
Una investigación afirma que por miles de años de domesticación canina las personas se inclinaron por animales que tuvieran expresión de tristeza en los ojos.
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Esto alentó el desarrollo del músculo facial que la permite.
Los perros utilizan ese músculo para levantar las cejas y crear una expresión similar a la de los bebés.
Ese músculo es prácticamente inexistente en sus ancestros, los lobos.
Anne Burrows, autora del estudio y científica de la Universidad de Duquesne en Pittsburgh, afirma que los perros son distintos a los lobos de muchas maneras, desde los hocicos más cortos y una menor talla, hasta las expresiones faciales.
A diferencia de los lobos, los perros recurren mucho al contacto visual con los humanos, ya sea para saber cuando alguien les habla o cuando pueden resolver un problema como brincar una barda o salir por la puerta.
Burrows y sus colegas examinaron los músculos oculares en los cadáveres de seis perros y dos lobos.
Encontraron que los perros cuentan con un músculo ocular carnoso para levantar las cejas y lograr su expresión característica.

Pero en el caso de los lobos dicho músculo es de mucho menor tamaño y en algunos casos está ausente.
Lo científicos también grabaron a 27 perros y a 9 lobos mientras veían fijamente a una persona.
Los animales domésticos levantaban las cejas con frecuencia e intensidad para lograr una mirada de tristeza, mientras que los lobos rara vez mostraron estas expresiones y nunca con gran intensidad.
Según los investigadores a lo largo de sus 33 mil años de domesticación usaron ese músculo ocular para comunicarse, posiblemente para incitar a los humanos a darles comida o a cuidarlos.
Y los humanos quizá, inconscientemente los complacían.
El experto Brian Hare, de la Universidad de Duke, afirmó que "Las implicaciones son bastante profundas".
Hare escribió que es casi seguro que estos músculos se desarrollaron porque daban a los perros una ventaja cuando interactuaban con la gente.
Evan MacLean de la Universidad de Arizona afirmó que los hallazgos eran fascinantes, pero advirtió que la diferencia muscular podría ser un efecto indirecto de otros cambios en lugar de una respuesta específica a la influencia humana.
Expertos aseguran que hace falta ampliar el estudio pues solo se examinaron 5 razas de perros.
* Con información de Infobae.