La vida de Alejandro "Piccolo" Gularte transcurre en una especie de montaña rusa, en un sube y baja de emociones, desde la trágica muerte de su hermano, Juan Pablo, quien era campeón en la categoría master, un apasionado del deporte que se paraba a las 4 de la mañana a entrenar de lunes a domingo. Entrenaba en Carretera a El Salvador cuando un automóvil lo arrolló.
En esta entrevista, Piccolo Gularte habla de cómo él y Juan Pablo compartían el amor por el ciclismo, del momento en el que le avisaron que su hermano estaba muerto, de la incansable búsqueda del responsable y de la lucha para que se haga justicia y esta tragedia no se repita.
En tres días que nunca quisiera haber vivido, Piccolo enfrentó la tragedia de sepultar a su hermano menor, a quien le transmitió la pasión por la bicicleta y lo apoyaba en su preparación; también vio frente a frente al responsable de su muerte y luego se enfrentó a las emociones encontradas de verlo salir libre bajo fianza del juzgado. Pero la batalla legal aún no inicia y los Gularte están dispuestos a transformar el dolor en coraje para sentar un precedente.
La carretera, tierra de nadie
A diferencia de al menos 9 casos anteriores ocurridos este año, en los que ciclistas recreativos o élite han muerto víctimas de conductores irresponsables, las investigaciones permitieron dar con el responsable del hecho: un joven de 24 años llamado Rodrigo Banús Asturias, quien regresaba a eso de las seis de la mañana de una fiesta y dijo no haber visto al ciclista.
Lo embistió por la espalda, el ciclista quedó tendido en la cuneta de la carretera y Banús huyó del lugar. Luego de 24 horas, se presentó ante las autoridades y tras la audiencia de primera declaración quedó ligado a proceso y en libertad bajo fianza a petición de la esposa de Juan Pablo Gularte.
Piccolo recuerda que su hermano le había compartido que ese día, el sábado 12 de diciembre, iba a entrenar más temprano pues tenía planificado un viaje a la playa con su familia. Por eso salió solo y no junto al pelotón, que venía atrás.

"No es la primera vez que salimos solos, muchas veces lo hacemos y eso tampoco debe implicar un riesgo", dice Piccolo quien por los años de practicar el ciclismo solía ser más arriesgado que su hermano Juan Pablo. "Revisé las cámaras y venía pegado a la línea blanca, era mucho más cuidadoso que yo. Llevaba una chumpa roja, las luces funcionando... y a esa hora ya estaba claro".

El vehículo con el que Banús Asturias embistió al ciclista evidenciaba cómo lo impactó por detrás, él ciclista voló y rebotó en el vidrio delantero del automóvil para luego caer en el asfalto.

Pese a ello, Banús asegura que no se percató del golpe. El joven que regresaba de una fiesta a esa hora, escapó dejándolo tendido, una actitud que causó la indignación no solo de la familia y amigos de Gularte, sino de toda la sociedad.
"Habría sido muy distinto porque mi hermano seguramente estaría muerto, pero no habría esta sensación de que no le importó la vida... que lo dejó tirado sin reparar que detrás de ese ser humano había una familia, una niña de 8 años, una esposa y una madre que están partidas y a quienes la vida nos cambió para siempre", explica Piccolo, con dolor.
En la audiencia, Banús reconoció las acusaciones y brindó su versión: aseguró que compró comida en el autoservicio de un restaurante y ésta se derramó dentro del vehículo, lo que hizo que se distrajera y no viera al ciclista al momento de golpearlo.
Aunque Banús fue ligado a proceso, quedó en libertad bajo fianza pues la viuda de Gularte lo pidió a la jueza. Muchos comentarios relacionaron a las dos familias, algo que Piccolo desmiente.
"Conozco al papá del responsable de la muerte de mi hermano, se quien es, pero no tenemos una amistad. Él hizo bicicleta hace varios años y compartimos pedal, pero no podría considerarlo mi amigo. Nada de eso hizo que quedara libre, y lo que si está claro es que vamos a llegar al final de esto, hasta que haya justicia y la muerte de mi hermano no quede impune".
Para la familia Gularte es importante que junto a la justicia formal, a una condena, vengan más cambios en la protección de los deportistas que entrenan en las calles, de la seguridad de los ciclistas y de una mejor convivencia en general.
"Se lo prometí a mi madre... la muerte de mi hermano debe trascender, no se cómo... una ley, una ciclovía, una fundación, no lo se... pero se que en unos años sabremos que todo este dolor trajo cambios, porque yo me voy a encargar de ello", dice.
"Por hoy, dos personas me mandaron videos en los que ellos escoltaron a ciclistas durante un tramo de la carretera, y eso ya es un cambio, un logro que se puede multiplicar... tengo fe en eso", asegura Piccolo.
