Geólogos y vulcanólogos de Centroamérica estudian el comportamiento de varios colosos para mejorar el monitoreo de su actividad y preparar a la población para enfrentar sus amenazas.
Después de estar "dormida" por un largo período, la cadena volcánica centroamericana se activó en 1999 con el Cerro Negro de la ciudad nicaragüense de León, mientras que otros diez volcanes se mantienen activos en Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador.
"En este momento tenemos la fase volcánica más activa en Nicaragua, Costa Rica y Guatemala, cada nación con tres volcanes con actividad constante", explicó Marta Navarro, vulcanóloga del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales durante el XIII Congreso Geológico de América Central, que se celebra en San Salvador.
Para el geólogo costarricense Rolando Mora, se trata de una situación "circunstancial" que forma parte de un proceso natural porque "cada volcán tiene su personalidad o vulcanibilidad".
Según Mora, la activación de tres volcanes en Costa Rica no tiene precedentes desde la época de la Colonia y es algo "muy preocupante" desde el punto de vista de la protección civil.
El país
En Guatemala, los colosos con recientes erupciones son el volcán de Fuego, el Santiaguito y el Pacaya, mientras que en Nicaragua los volcanes más activos son el Concepción, en el lago de Managua, el Masaya y Momotombo, que en marzo de 2016 terminó con una calma de 110 años.
En abril se presentaron erupciones casi simultáneas el Poás y el Turrialba, en Costa Rica. Otro volcán activo es Rincón de la Vieja, en la provincia de Guanacaste.
En El Salvador, el volcán Chaparrastique, en San Miguel, desde 2013 se mantiene con constantes erupciones de ceniza y gases. El Islas Quemadas, dentro del lago de Ilopango, también es monitoreado por el peligro que representa.
Para los geólogos, después de la lava los elementos más dañinos de las erupciones son las cenizas, que se esparcen por grandes distancias por efecto del viento.
Amenazas múltiples
Con 46 millones de habitantes en una extensión territorial de 533 mil kilómetros cuadrados, el istmo centroamericano es considerado como una zona "multiamenazas" por estar expuesta a huracanes y a una alta sismicidad producto de fallas geológicas locales, la cadena volcánica y la interacción de las placas terrestres Cocos y Caribe.
En total son 30 volcanes "activos y peligrosos", incluido el Barú, de Panamá, según un estudio del Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central.
El denominado Arco Volcánico Centroamericano, que forma parte del cinturón de fuego del Pacífico, cuenta con una extensión de cerca de 1 mil 500 kilómetros desde Guatemala hasta Panamá.