Desde que apareció el primer cristal corrector para la vista, hasta la última generación de lentes de contacto, han pasado 125 años y su comercialización ha hecho que más 125 millones de personas en el mundo los usen, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta innovación, que empezó a gestarse desde 1508 cuando Leonardo Da Vinci afirmó que mirar a través de un cristal con agua podía mejorar la visión, supuso una revolución en el campo de la oftalmología, aunque en un inicio causó cierto temor entre la población.
En la última década, la investigación científica ha permitido materiales con mayores posiblidades de hidratación, activada con el parpadeo, y de transmisión de oxígeno, para corregir el astigmatismo (con lentillas tóricas) o la presbicia (con lentillas multifocales).
Actualmente, las lentes de hidrogel de silicona, resistentes a los depósitos y otras que imitan la superficie de la córnea humana para adaptarse mejor al usuario y obtener un mayor confort, son los avances más detacados.
Con información de agencias.