Luego de rumores y problemas públicos, Kim Kardashian y Kanye West se divorcian tras 7 años de matrimonio.
A pesar de que Kim quiso proteger a su esposo, quien sufre de bipolaridad y luego de agotar todos los recursos e ir a terapia, ocurrió lo inevitable: la separación.
Una fuente cercana a la pareja dijo a los medios estadounidenses: “Está decidida a presentar el examen y ser una abogada y trabaja en su campaña de la reforma carcelaria, mientras que Kanye habla de ser candidato a Presidente y otras locuras. Simplemente ya fue suficiente para ella”.
Otra fuente aseguró que Kanye West se cansó del reality show del clan Kardashian, agregando que su exagerada vida y cómo se comporta la familia de su esposa lo hace sentir incómodo.
Muchos mensajes en la cuenta de Twitter del rapero denotaban la tensión entre la pareja meses atrás:
En julio, el cantante publicó en Twitter en el que escribió que quizo divorciarse desde que Kardashian se reunió con el rapero Meek Mill, en 2018.
Al parecer, la propiedad que ambos comparten en Calabasas, por la que pagaron 40 millones de dólares, para luego invertir 20 más en renovaciones, es la manzana de la discordia en los trámites de divorcio.
La pareja trabajó en la casa minimalista totalmente blanca con el diseñador belga Axel Vervoordt. Kim quiere quedarse con la propiedad porque ahí es donde están los niños y es su hogar, a pesar de que ella es dueña de todas las tierras y lotes adyacentes alrededor de la casa, Kanye es dueño del inmueble.
Kim atraviesa su tercer divorcio. Previamente estuvo casada con Damon Thomas y Kris Humphries. Su abogada ha representado en el pasado a Angelina Jolie, Britney Spears y Johnny Depp, entre otros.
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