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Así inició Pablo Escobar: robó naranjas y falsificó diplomas

  • Por Soy502
14 de octubre de 2018, 17:43
A la izquierda, se observa a Pablo Escobar en una foto escolar. A la derecha, su primera imagen de detenido tras una pelea de barrio. (Foto: Infobae)

A la izquierda, se observa a Pablo Escobar en una foto escolar. A la derecha, su primera imagen de detenido tras una pelea de barrio. (Foto: Infobae)

Desde la humildad de su infancia en el campo, Pablo Escobar tuvo acceso a la educación, pero las precarias condiciones en las que vivía lo hicieron buscar desde niño una forma de obtener dinero.

Así, las inocentes travesuras de infancia de las que cualquiera reiría terminaron forjando su interés innato por el dinero fácil de la ilegalidad. De trabajos de mandadero pasó a robos menores, hasta llegar al contrabando y, finalmente, al tráfico de cocaína.

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El origen del capo del Cártel de Medellín lo describió su propio hijo Juan Pablo, en el libro Pablo Escobar, mi padre.

El texto empieza el 1 de diciembre de 1949, cuando el campesino Abel de Jesús Escobar Echeverry y la maestra de escuela Hermilda Gaviria Berrío tuvieron a su segundo hijo, a quien bautizaron como su abuelo paterno, que a su vez hace referencia a uno de los apóstoles de Jesús: Pablo Emilio. Para entonces vivían en una pequeña casa en Rionegro, Antioquia.

Las malas cosechas los obligaron a buscar mejor destino en la hacienda El Tesoro, del reconocido político e intelectual Joaquín Vallejo Arbeláez, donde el señor Abel sería mayordomo. Fue él quien terminó siendo el padrino de Pablo.

Los tiempos cambiaron sin ser los mejores. Cuando crecieron, a los niños les tocaba caminar dos horas en carreteras de tierra para llegar al colegio en la zona urbana del municipio, muchas veces hasta sin zapatos.

Los padres lograron reunir dinero para comprar una bicicleta. Loma arriba subía Roberto, el mayor de los Escobar Gaviria, con Pablo en la parrilla. Más tarde pudieron comprar otra que aliviaría la travesía diaria.

Para entonces, el menor ya alquilaba cómics viejos que había heredado de sus abuelos, los más leídos en los años sesenta. Y pronto empezó a prestar su bicicleta para recorridos pequeños a cambio de unas cuentas monedas.

Después, Pablo siguió en cualquier trabajo para conseguir su propio dinero. Lavaba carros, hacía mandados y se ingeniaba otras estrategias inocentes, pero ya poco honestas.

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Robaba naranjas de una finca vecina y las vendía en el mercado, luego pasaba por el lugar y tropezaba el puesto, recogía las naranjas y nuevamente las vendía a su mismo dueño. O pedía prestadas revistas a otros niños que las cogían de su casa, para luego alquilarlas a adultos los fines de semana.

"Pablo heredó la inteligencia de mí y la honradez de su padre", dijo Hermilda al periodista y exalcalde de Medellín, Alonso Salazar, según lo escribió en su libro La parábola de Pablo.

Sin embargo, el giro en la infancia del capo ocurrió cuando su madre, en contra de su padre Abel, quien nunca quiso abandonar el campo, se trasladó a un colegio en Medellín. Ella quería que sus siete hijos estudiaran en la capital y movió sus influencias.

A mediados de los años 70 se mudaron a una casa de tres habitaciones en el barrio La Paz. En una de ellas, la que daba a la calle, Abel organizó una tienda que duró poco por falta de clientes. 

Como el más avispado de los hermanos, Pablo hizo suyo el espacio, lo pintó de azul claro y lo convirtió en su cuarto. Allí armó una biblioteca con una colección de revistas Selecciones del Readers Digest y algunos libros de política, entre ellos de líderes comunistas como Lenin y Mao Tse-tung.

Exhibía en un rincón una calavera de verdad. "Un día decidí poner a prueba mis miedos y lo mejor era meterme a la medianoche al cementerio a sacar una calavera de una tumba. Nadie me espantó ni me pasó nada. Después de limpiarla, la pinté y la dejé arriba de mi escritorio como pisapapel", contó una vez Escobar a su hijo. Fue en aquella época, cuando tenía 15 años, el momento en el que demostró su mayor perspicacia.

  • POR SI NO LO VISTE:

Ingresó a la jornada de la tarde del colegio Liceo de Antioquia, junto a su inseparable primo Gustavo Gaviria.

Juntos hacían pequeños negocios: rifas, préstamo de dinero a bajo interés, vendían exámenes, entre otras actividades.

"Aun cuando mi padre evitaba hablar del tema, al cabo de varias y accidentadas charlas en las caletas donde nos escondíamos, pude concluir que su carrera criminal empezó el día en que descubrió la manera de falsificar los diplomas de bachiller que otorgaba el liceo y con los cuales se graduaban los estudiantes", afirmó Juan Pablo Escobar.

Al término de una jornada, Pablo y Gustavo tomaron las llaves de la sala de profesores y sacaron una copia a escondidas con un molde de plastilina. Con ella ingresaron una noche para robar un diploma expedido en papel sellado. Mandaron a hacer los sellos del colegio, calcaban las letras de los profesores para firmas y notas finales. Y así decenas de estudiantes se graduaron sin ni siquiera haber pasado por los salones de clases.

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Al cumplir la mayoría de edad, los dos chicos entraron a trabajar a una fábrica de lápidas, pueblo en pueblo viajaban a ofrecer su producto entre los parientes de los recién fallecidos. Pero el esfuerzo era mayor que la recompensa e idearon una forma de expandir las ganancias.

Decidieron robar las lápidas de mármol de lujosos panteones de familias ricas para venderlas a recicladores, contó Salazar en su libro.

Para entonces ya se habían graduado de secundaria. Y para familiarizarse con la universidad pública asistían a las protestas en las calles, tenían la referencia del proceso revolucionario de Fidel Castro en Cuba.

Pablo, en especial, seguía al congolés Patrice Lumumba en su rebeldía anticolonialista, recordaba Hermilda. "Muy pronto voy a hacer una revolución, pero para mí", dijo entre risas el capo a sus amigos, relata su hijo.

  • RECUERDA:

A diferencia de otros narcotraficantes del mundo, Pablo Escobar tuvo la oportunidad de realizar estudios superiores. Incluso, alcanzó a inscribirse en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín, donde asistían varios de sus primos, entre ellos José Obdulio Gaviria, actual senador de la República por el Partido Centro Democrático.

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*Tomado de Infobae

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