La detonación de una bomba casera alcanzó al ayudante del bus de la ruta 32. Es uno de los más afectados por las esquirlas que se le incrustaron en distintas partes de su cuerpo.
Su abuela llegó hasta al Hospital Roosevelt para saber sobre su estado de salud, pero tardó en conseguir esa información. El centro asistencial prohibió todas las visitas al área de emergencias como parte de los protocolos de seguridad.
Ella contó que su nieto trabaja como ayudante de bus desde que tenía once años. "Siempre fue de la 32", dijo mientras hacía cola para llegar en la ventanilla en la que en teoría le brindarían detalles sobre el estado de salud de su nieto.
La señora comentó que desconocía si el piloto y su nieto fueron amenazados en el pasado. Ella afirmó que tampoco sabía si su nieto ya había sido víctima de un atentado similar.
Vendedora de dobladas
Cerca de ella también estaba otra familia que esperaba recibir noticias de una señora de 63 años que también fue afectada por las esquirlas expulsadas por el artefacto casero que activó Mirna Elizabeth Juárez, una joven de 19 años que perdió ambas manos debido a la explosión.
La señora recibió las esquirlas en sus piernas, según autoridades del Hospital Roosevelt. Su estado es estable y por ese motivo fue dada de alta al final de la tarde de este lunes.
Ella se dirigía hacia terminal ubicada en la zona 4 de la ciudad de Guatemala. Es vendedora de dobladas en la zona 7, no tan lejos del lugar en el que ocurrió la explosión, según uno de sus hijos que esperaba recibir información en este centro asistencial.
Las autoridades del hospital informaron que tres de las seis personas que ingresaron de emergencia regresaron a sus casas debido a que sus heridas fueron leves, una de ellas es la señora de 63 años.
Una más quedó en observación y otra esperando su turno para que le sean retiradas las esquirlas incrustadas.
Mirna Juárez, la autora del bombazo, en cambio fue la más afectada por la explosión ocurrida en la colonia Quinta Samayoa. Los médicos únicamente llevaron a cabo la amputación de sus manos de manera adecuada. Ella será la que más tiempo pase en el hospital, custodiada por los policías y militares. Según las autoridades, son tres cordones de seguridad los que la rodean.
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