Llegas al hotel y cuando te asignación tu habitación, una de las primeras cosas que tus ojos visualizan es el pequeño refrigerador que se encuentra dentro de la habitación. Pueda que no tengas hambre, pero al ver todo lo que te ofrecen, se abre tu apetito.
El objetivo del hotel del minibar es que los visitantes tengan comodidad y su estadía sea placentera. Pero el valor de los productos es tan alto que suele espantar al consumidor, sin embargo todo tiene un ¿Por qué?
- Además...
En los años 70, la compañía alemana Siegas lo planteó y las cadenas hoteleras de alto nivel lo adoptaron sin pensarlo ya que era una oportunidad de negocio que cubría una “necesidad” impuesta al cliente. Oferta de consumo instantánea y en apariencia un producto gratuito que produciría dividendos tangibles.
Diez años después el Hong Kong Hilton incluyó bebidas alcohólicas en sus 840 habitaciones y la experiencia fue lucrativa. Las ventas se dispararon un 500% y así la fiebre se propagó a toda la cadena.
El razonamiento de los administradores es lógica pura y responde a un exhaustivo estudio de mercado. La conveniencia, el sentido integral de la habitación, la comodidad, el no pago inmediato, la atracción, la propensión: un combo que promueve el consumo sin priorizar el gasto. Pero, de aquellos años de gloria, de ganancias superavitarias, las cosas han cambiando. Los hoteles dicen ahora que el minibar pasó a ser una fuente de pérdida.
Luego de una encuesta en 2013, el 84% de los hoteles admitió que sus clientes recargan las botellas de agua mineral y bebidas alcohólicas de aspecto transparente con agua. Los huéspedes recurren al truco de consumir los productos y cambiarlos por los mismos que compran en comercios fuera de las instalaciones a precios normales. En ese caso, la esencia del servicio que prima el confort y la inmediatez se ve vulnerada.
Al parecer los tiempos de oro del minibar han muerto y se sustituye por las máquinas en pasillos.
* Con información de: Infobae.com