Disfrutar de agua limpia es un lujo inalcanzable para uno de cada cuatros guatemaltecos. Pese a ser el país que más recursos hídricos tiene de toda Centroamérica, por problemas como el olvido, la discriminación, la falta de oportunidades o la precariedad de las infraestructuras un cuarto de la población guatemalteca no tiene acceso al agua.
Según un reportaje de la agencia EFE, casi 4 millones de guatemaltecos, lo que supone un cuarto de la población total, estimada en 16 millones, no tiene acceso al agua potable.
En las zonas rurales del país, las más perjudicadas por la sequía, la inseguridad alimentaria o la desnutrición, el déficit de agua aumenta hasta el 90%.
Uno de los ejemplos identificados es el Cantón de El Tablón, en el departamento occidental de Sololá, uno de los beneficiarios por los proyectos de potabilización de agua financiados por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid).
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En la comunidad, más de la mitad de los niños padece desnutrición crónica, lo cual deriva en muchas ocasiones de la falta de agua o del consumo de agua contaminada.
Cinco o seis veces al día las mujeres de este cantón bajan por un angosto camino lleno de maleza, cargando pesadas cubetas con agua. El líquido recolectado abastece a las familias, pero está repleto de microorganismos que pueden causar enfermedades.
El propósito de varios proyectos apoyados por la comunidad internacional, es beneficiar a más de un millón de personas con acceso a agua limpia. El fin es que el agua que llega a las zonas rurales de Guatemala sea apta para el consumo, sin riesgo de enfermedades. Ahora, solo el 15% del agua entubada en esas áreas está tratada.