El Fondo Monetario Internacional (FMI) realizó una revisión de sus proyecciones económicas y prevé que la región Centroamericana, incluyendo a Panamá y República Dominicana, vivirán una "profunda recesión" durante este año.
Además, consideran que la recuperación será gradual a partir del 2021. Las proyecciones hacia la baja se deben a las medidas de confinamiento que los países centroamericanos han adoptado para prevenir la propagación del Covid-19.
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"Los impactos más fuertes de la contracción del comercio se sentirán en Panamá, El Salvador y Nicaragua; del colapso del turismo en la República Dominicana y Costa Rica; y de la disminución de las remesas en el Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) y Nicaragua", señala el informe del FMI publicado este viernes.
En este informe, el FMI estima un decrecimiento económico mundial de -4.9%, el cual consideran como el nivel más bajo desde la Gran Depresión de 1930.
Para América Latina, que es una de las más golpeadas en este momento por la pandemia, estiman una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 9.4%.
Piden cautela
Tomando en cuenta que las tasas de infección y de mortalidad per cápita de la pandemia en la región se acercan a las registradas en Europa y Estados Unidos alcanzan casi el 25% del total mundial, el FMI pide cautela al reiniciar la actividad económica.
"Los países deberían ser cautelosos a la hora de plantearse la reapertura de sus economías, y permitir que los datos y los conocimientos científicos guíen el proceso. De hecho, numerosos países de la región tienen elevados niveles de informalidad y están poco preparados para hacer frente a nuevos brotes de la pandemia, con una elevada ocupación de unidades de cuidados intensivos y escasa capacidad de pruebas y rastreo", señalan en el informe.
Austeridad
Para el FMI la prioridad de los países de la región Centroamericana, Panamá y el Caribe debe de ser la protección de la vida y los ingresos de las familias, por lo que recomiendan hacer el gasto más eficiente y buscar soluciones para contribuir a la economía informal.
Como parte de su estrategia para contribuir a evitar una situación más profunda, el FMI ha impulsado asistencias económicas. Guatemala no fue la excepción. El 10 de junio se aprobó un aporte de 594 millones de dólares (unos 4.6 millardos de quetzales) para abordar la pandemia.
Pero advierte que la política monetaria debe seguir siendo acomodaticia dado las bajas presiones en la inflación, las brechas de productos y el elevado desempleo.
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