Cuando llegamos a la mayoría de edad debemos hacer una de las elecciones más importantes de nuestra vida: elaborar nuestra firma.
Ella nos acompañará para siempre, incluso determinará rasgos importantes de nuestra personalidad al ser estudiada por expertos en grafología.
Existen firmas muy bonitas, que incluso son parte de logos empresariales y otras que es mejor dejarlas para los documentos nada más.
Carlos Varillas Bazán, un hombre de Perú decidió traspasar los límites de su rúbrica, llevándola a una pequeña expresión de arte con el dibujo de un gato.

Sí, leíste bien, ¡un gato! con orejas, cola y todo...
La firma fue descubierta al mundo luego de que Carlos fuera arrestado en su país natal por posesión de armas.
Al llenar su ficha de detención hizo esta tierna firma. Al inicio los policías pensaron que era una broma pero al pedirle a Bazán su identificación oficial se dieron cuenta de que era su firma real.

Esto no es todo, detrás de esta marca hay una historia:
En una entrevista para el medio peruano La República él contó que cuando tenía 16 años tenía un gatito que amaba mucho y como un homenaje decidió hacer su firma de esta manera.
La persona confirmó que no fue una decisión fácil, sobre todo hacerla para papeleo en un banco pero fue uno de los sacrificios a pagar para mantenerse fiel a la memoria de su amigo gatuno.
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