Seis años después de ser extraditado desde Colombia por narcotráfico y lavado de dinero, el guatemalteco Otto Roberto Herrera García salió de la cárcel en EE.UU. Esta vez, Herrera (de 49 años de edad) salió con permiso de las autoridades y sin escandalosos titulares de prensa.
En 2005, la noticia de su furtiva escapatoria de una cárcel de máxima seguridad en México, Distrito Federal (a un año de su captura en ese país), le dio la vuelta al mundo. En cambio, en 2013 su excarcelación fue discretamente consignada en el portal de Internet del Buró Federal de Prisiones de EE.UU. (BOP, por sus siglas en inglés). El BOP escuetamente lo describe como “released” el 8 de octubre de 2013. Según un portavoz del BOP, Chris Burke, esto indica que fue “liberado de su sentencia”, pero no descarta su custodia bajo otra agencia gubernamental por tener cargos pendientes.
Sin embargo, cuando EE.UU. solicitó la extradición de Herrera a Colombia en 2007, las acusaciones contra el guatemalteco sólo tenían dos orígenes: (1) la Fiscalía del Distrito de Columbia (en Washington D.C.), que lo acusaba de narcotráfico, y (2) la Fiscalía del Distrito Sur de Florida, que lo acusaba de lavado de dinero. En 2008, los cargos de Florida se integraron al caso en D.C., fusionándose en una sola acusación.
El expediente lo maneja la División Criminal del Departamento de Justicia de EE.UU. (USDOJ, por sus siglas en inglés), que abarca a la fiscalía de D.C. Un portavoz del USDOJ, Peter Carr, explicó que su oficina “no tiene ninguna información pública disponible en este momento” acerca de Herrera y no divulgó su paradero.
El expediente de Herrera, identificado con el registro CR03-331— ahora señala a los Lorenzana como los acusados principales.
Una condena muy corta
Según el USDOJ, Otto Herrera era uno de los 41 narcotraficantes y lavadores de dinero más buscados por EE.UU. Acusaba a Herrera de organizar entre 1999 y 2002 el trasiego de entre 10 mil y 15 mil kilos de cocaína de Colombia a Centroamérica, con complicidad de los Lorenzana y los carteles de Cali y de Sinaloa, de Colombia y México, respectivamente. El Departamento del Tesoro de EE.UU. lo vinculaba al envío de US$3.3 millones de dólares a bancos en EE.UU. por medio de casas de cambio en México, en 2003, 2006 y 2007, y a la compra de aviones en EE.UU., para transportar cocaína de Sur a Centroamérica, para el Cartel de Sinaloa.
En 2009, Herrera y Waldemar Lorenzana Lima, y sus hijos Waldemar, Elio y Haroldo (aún prófugo) Lorenzana Cordón, compartían la misma acusación en la Fiscalía de D.C. También pertenecía a este club el último capo activo del Cartel de Cali, Phanor Arizabaleta Arzayús. Eso, porque entre 1999 y 2007, Herrera fue una de las bisagras entre el cartel colombiano y el de Sinaloa. Herrera también compartía la acusación por lavado de dinero en Florida con el ex líder del Cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán (un indicio del nexo directo entre ambos), cuatro colombianos, y Guillermo Vinicio Herrera García (hermano de Otto Herrera). En 2014, cuando Guzmán fue capturado en febrero en México, y Lorenzana Lima se declaró culpable en Washington en agosto, Herrera ya llevaba meses libre de los cargos que compartió con estos capos.
Herrera tenía un status comparable o superior al de otros guatemaltecos presos en EE.UU. por narcotráfico, como Byron Berganza, Jorge Mario “El Gordo” Paredes, y Lorenzana Lima. Pero mientras Herrera estuvo encarcelado solo seis años, Berganza y Paredes cumplen condenas de 22 y 31 años de cárcel, respectivamente. Lorenzana Lima podría purgar entre 5 y 40 años. El ex diputado salvadoreño William Eliú Martínez, que traficaba para Herrera desde El Salvador, acusado en el mismo caso en D.C., cumple una condena de 29 años en EE.UU.
En 2011, Herrera aparecía en los registros del BOP como preso en la Institución Correccional Rivers, de Carolina del Norte. Su fecha estimada de salida era el 18 de enero de 2017, porque cumpliría su sentencia o recibiría libertad condicional anticipada. Luego, la oferta mejoró.
¿Libertad a cambio de información?
Un alto ex funcionario del USDOJ dijo que la temprana salida de Herrera de la cárcel podría obedecer a que colaboró con autoridades estadounidenses, compartiendo información importante, o a que le redujeron la pena de cárcel por buena conducta. Pero sea cualquiera la razón, Herrera pagó con seis años de cárcel por traficar toneladas de cocaína y lavar millones de dólares.
Así, Herrera ha perdido y recuperado su libertad en circunstancias de película. En abril de 2004, la policía lo capturó mientras esperaba a su novia en un aeropuerto de la capital mexicana. En mayo de 2005, se fugó de una cárcel de máxima seguridad disfrazado de policía, luego de pagar un soborno que oscilaba, según distintas publicaciones de prensa, entre US$200 mil y US$2 millones. Michael Vigil, ex jefe de Operaciones Internacionales de la DEA (Agencia Federal Antidrogas de EE.UU.), sospecha que Herrera era tan importante para el Cartel de Sinaloa, que “El Chapo” Guzmán y otros capos reunieron el dinero que lo sacó de la cárcel.
En junio de 2007, Herrera quiso pasar bajo el radar en Colombia, pero la policía lo acorraló en un centro comercial de Bogotá, aun con el rostro alterado por las cejas depiladas y, presuntamente, la cirugía plástica. Aunque ofreció cerca de US$3 millones de dólares para poder escapar, su dinero no le abrió puertas. Pero en 2013, salió de una cárcel estadounidense sin dinero de por medio. Y si pagó con la moneda de los soplones, sólo Herrera y el USDOJ lo saben.