Saltó el muro fronterizo con EE.UU. para huir de la extrema pobreza y el hambre en México, y ahora es uno de los mejores neurocirujanos del mundo. Su historia será filmada por la productora de Brad Pitt y Disney para el cine, además de formar parte de documentales de Netflix.
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Alfredo Quiñones-Hinojosa, conocido como Dr. Q, es un un neurocirujano de Mayo Clinic, una de las instituciones de investigación más importantes del mundo, y su historia está cargada de momentos que tal vez sean imposibles de creer, pero que inspiran a las personas que buscan una oportunidad para demostrar su capacidad.
Originario de Mexicali, México, Quiñones-Hinojosa comenzó a trabajar desde los 5 años, en una estación de gasolina de su padre que luego quebró. En una ciudad donde ni siquiera había agua potable, su hermana murió por deshidratación y diarrea cuando era una bebé.
En 1987, Quiñones-Hinojosa, a sus 19 años, tomó la decisión de cruzar la frontera con Estados Unidos, saltando el muro que divide ambos países.
"A una edad muy temprana mi hermanita falleció de pobreza, yo soñaba que volaba, pero a pesar de que tenía poderes no podía salvar a mi familia. Por eso, en la actualidad pienso que estoy luchando constantemente en encontrar una cura contra el cáncer, en ayudar a la gente pobre, que no tienen acceso a un neurocirujano como yo o mis colegas. De niño crecí muy humilde, con poco, pero tenía una imaginación increíble", explicó el especialista, en una entrevista con Infobae.
En cuanto a su historia para atravesar la frontera, el médico contó:
"En aquel entonces el muro todavía medida unos 7 u 8 metros de altura y arriba tenía estos alambres de púas que, al brincarlos, te quedas atrapado y cortan tu cuerpo, es peligroso, están diseñadas, lógicamente para lastimarte, para que la gente no se animara. Tuve que prepararme físicamente para poder brincar, para poder entender de qué forma iba a cruzar la frontera y llegar al otro lado", aseguró.
Sin embargo, el Dr. Q., contó también que ha enfrentado grandes temores. "El miedo me ha ayudado mucho, tuve miedo de brincar, tuve miedo de fallar, sigo constantemente, tengo miedo de entrar al quirófano y fallarle a mis pacientes. En la actualidad regreso a ver el muro y pienso: ¿Cómo pudo ser posible que yo haya brincado esa barda, esa pared?", expresó.
De la desesperanza, hasta Harvard
Los inicios de su nueva vida como migrante no fueron sencillos, su futuro era incierto. "A los 19 años lo dejé todo: a mi familia, a mis padres, a mis amigos, todo, y tomé la decisión de no mirar atrás. Por años no regresé a mi país, estuve trabajando de agricultor. Era 1988 y yo estaba trabajando con mis manos, sucio, sin casa, sin un lugar donde dormir, pobre constantemente, sin documentos", relató el médico.
"Mi primo me mira y yo le digo: 'tengo el sueño de posiblemente ir a la escuela y aprender inglés', y él me dice: '¿Por qué?, jamás, tú vas a pasar el resto de tu vida trabajando en el campo como agricultor'. Sentí como si me enterraran una daga, fue un dolor enorme el que sentí, pero esto despertó en mí una necesidad de salir del campo, así de sencillo", explicó.
Gracias a su determinación, pronto cambió de trabajo, se volvió soldador y limpiaba tanques de ferrocarril. Luego estudió inglés en un escuela nocturna, logró una beca para estudiar medicina en la universidad de Berkeley, y luego en Harvard.
Tomates y cerebros
Ahora, Quiñones vive de abrir cerebros y extirpar tumores. Lo hace de la forma en que lo explica Infobae: "Como si estuviera desactivando una bomba, con las mismas manos con las que trabajó como jornalero, bajo el intenso sol ganando US$3 al día. Incluso explica que sus manos aún tienen cicatrices, de cuando quedaban en carne viva, por pasar recogiendo tomates y quitando la maleza".
El mexicano puso toda la dedicación en sus estudios y contó que siempre tuvo qué demostrar sus capacidades en todo lugar, por el hecho de ser migrante:
"¿Cómo alguien que trabajaba en productos de agricultura, ahora hace cirugía? La gente me juzgaba por lo que veía y por el acento que tenía. Cuando hablo inglés, le digo al mundo: ¡Cuando abro los cerebros de todo el mundo de diferente religiones, colores de piel, ideas, bases, me doy cuenta que algo tenemos en común: todos los cerebros para mí son similares, todos tenemos esta capacidad increíble de cambiar el mundo!", manifestó.
"Tenía algo que no tenían los demás"
El Dr. Q también contó que solían decirle que era demasiado inteligente para ser mexicano. "Estaba en Harvard con compañeros de las mejores familias de Estados Unidos, distinguidos, con la mejor educación, y yo apenas había tenido acceso a los estudios. Sabía que tenía algo que no tenían los demás, ese fuego en mi estómago que me motivaba a seguir", explicó en una entrevista a CNN.
"Lo mismo hice en la facultad de Harvard, después de que me gradué y estuve como residente en USI San Francisco, y eventualmente ya cuando estaba en John Hopkins. Empecé a trabajar de neurocirujano y catedrático en John Hopkins en 2005, y me llevó 5 años para pagar todas mis deudas que tenía de educación", dijo.
"No importan los logros, no importan los premios o los libros que hayas escrito, al final del día no hay nada más poderoso que darle al paciente esperanza", concluyó.
Su historia en televisión y cine
El Dr. Q aceptó una propuesta de "Plan B Entertainment", la productora de Brad Pitt, para contar su historia en una película.
Según narró, ya había tenido ofrecimientos de otros pero estaba harto, como mexicano, de que las películas los mostraran siempre así: “Narcos, delincuentes, parásitos y con una inteligencia inferior a los que mejor hay que frenar con un muro".
La historia del doctor Alfredo Quiñones-Hinojosa es parte de la serie de documentales en Netflix, llamada "The Surgeon's Cut", y pronto llegará a la pantalla grande bajo la producción de Brad Pitt.