En 2018, el INE presentó los resultados del Censo Poblacional. En ese entonces se informó que habían 14.9 millones de guatemaltecos, pero ¿seguimos igual?, ¿qué tan confiables son los datos? y ¿para qué nos sirve saberlo?
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Con un costo de 348 millones de quetzales, la administración del expresidente Jimmy Morales presentó con bombos y platillos la doceava edición del Censo Poblacional.
El momento que se vivía era tenso, debido a la lucha del exmandatario contra la Comisión Internacional contra la Impunidad (Cicig). Diez días después de presentar los resultados, anunció que no renovaría el mandato de esta instancia y que había tomado la decisión de declarar non grato al excomisionado Iván Velásquez.
Los resultados del Censo Poblacional fueron cuestionados. Además, no se presentaron completos. En ese momento se informó que 14.9 millones (14,901,286) personas habían sido encuestadas, pero se advirtió que debían hacer proyecciones estadísticas para determinar cuánta población había en realidad debido a que había una omisión censal del 9%.
En enero del 2020 se dieron a conocer nuevos datos que ya incluían esa omisión y que determinaban las proyecciones para otros años. En 2018 se estimó que en realidad la población guatemalteca sumaba 16.3 millones (16,346,950).
¿Cuántos somos ahora?
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), la proyección de población para este 2021 es de 17.1 millones (17,109,746) guatemaltecos.
En la proyección, con las nuevas cifras se determinó que 6.6 millones (6,580,554) de guatemaltecos son menores de edad, y 10.5 millones (10,529,192) son mayores de 18 años.
Según las cifras, el 50.79% (8,690,024) son mujeres, de ellas el 37.1% (3,225,172) son niñas y adolescentes. Mientras que un 49.21% (8,419,722) son hombres, de los cuales el 39.9% (3,355,382) son menores de edad.
¿Para qué sirve saber cuántos somos?
Cristhians Castillo, economista del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Ipnusac), explicó que el censo "es fundamental" no sólo para conocer cuántos somos, dónde estamos y cuáles son nuestras condiciones, sino que también para que, en base a esos datos, se establezcan las políticas públicas que impulsará el Gobierno en favor de la población.
"Ningún Estado puede desarrollarse si no tiene la fotografía de la población, pues al saberlo se pueden focalizar los programas de apoyo sabiendo dónde están los déficit que se buscan como los niños con desnutrición, la carencia de vivienda y la pobreza", detalló Castillo.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los censos de población y habitación desempeñan un papel fundamental en la administración pública, pues los resultados se utilizan como referencia "decisiva" para "garantizar la equidad en la distribución de la riqueza".
Debido a que tienen costos muy elevados, estándares internacionales recomiendan realizar un censo cada 10 años y con ello actualizar los datos de las proyecciones que se establecieron en la última muestra realizada. Guatemala llevaba más de 15 años sin hacer un censo.
Mientras que Ricardo Barrientos, economista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), explicó que Producto Interno Bruto (PIB) también se ve afectado con los resultados del censo.
Por ejemplo, el 2019 el PIB cerró en 584,369.4 millones de quetzales, pero si se hubiera medido antes de la primera proyección del Censo que dio a conocer el INE en diciembre de ese año, se hubiera cerrado en 632,452.7 millones de quetzales. También influye en la carga tributaria y otros indicadores macroeconómicos.
¿El último censo es confiable?
En mayo pasado, el presidente Alejandro Giammattei aseguró que el censo realizado por su antecesor Jimmy Morales "no sirvió" y lo calificó como una "pérdida de tiempo y de recursos".
"Desde mi perspectiva fue una pérdida de tiempo y recursos. Son algo así como 100 millones de dólares lo que cobraron estos (funcionarios) anteriores. Fue mucho pisto y quedó un sobrante que no alcanzaría para nada”, condenó Giammattei.
Sin embargo, expertos no coinciden con el mandatario. Si bien reconocen que hubo incertidumbre al momento de presentar los censos por el desgaste de Morales, lo tardado y el incremento en el costo, advierten que los resultados son confiables, más aún, porque contaron con el acompañamiento del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
"Contó con todo el apoyo y acompañamiento de la UNFPA. Cualquier reclamo también tendrían que preguntarles a ellos porque certificaron el censo y no creo que se hayan prestado para algo que está mal", manifestó Juan Carlos Zapata, de la Fundación para el Desarrollo (Fundesa), aunque reconoció las limitaciones económicas del INE y el "gran vacío" del sistema estadístico en el país.
A su criterio, uno de los problemas que se ha visto es que, como el censo influye en la determinación del situado constitucional, algunos alcaldes rechazan los resultados, pero se vuelve temas de percepciones, pero para ello también se cuenta con otras fuentes de información como el Banco Mundial, la ONU y el mismo Banco de Guatemala, dijo.
Mientras que Pedro Prado, economista de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales (Asies), dijo de manera tajante: "Debemos confiar en el censo" y se tiene que hacer para "orientar las políticas públicas", aunque estimó que el Gobierno podría no estar utilizándolo.
"No creo que los datos estén manipulados. No comparto ese criterio. Si hablamos que fue acompañado por la UNFPA, me costaría pensar que no reflejen la realidad", sentenció Prado.
Aunque la exdirectora de la Secretaría General de Planificación, Karin Slowing, sí dudó de los resultados y más aún de que el Gobierno los tome en cuenta para impulsar políticas públicas.
"El censo tuvo muchas deficiencias y una omisión censal del 9%. Lo corrigieron, pero no con medición directa sino que estadística... pero, el problema más grande es que al final el censo sólo se usa para reforzar argumentos, pero no para planificar el desarrollo del país", lamentó Slowing.
La investigadora social resaltó, lo que llamó, una "crisis institucional y económica en el INE", pues por el déficit que viven no suelen recoger de manera pronta y oportuna las estadísticas o llegan tarde.
"No recogen todo lo que sucede. Por ejemplo, la crisis económica de la pandemia quedará invisibilizada, porque hasta ahora saldrán con una nueva encuesta de empleo, ni siquiera quedará para la historia todo lo que repercutió el covid-19 en los hogares", manifestó.