Durante uno de los entrenamientos del Real Madrid previo a la Supercopa, donde dos pequeños grupos de jugadores se disputaban el balón, los dos nuevos fichajes del Madrid, James Rodríguez y Toni Kross, hicieron enojar a Cristiano Ronaldo, ya que no pudo arrebatarles el balón. Esto lo llevó a tener una pequeña rabieta durante el entreno, sacudiendo su toalla.