Los habitantes de Nueva Zelanda regresaron a su rutina normal tras informar que ya no hay infectados en el país.
El Gobierno neozelandés anunció la relajación de medidas como retornar a sus puestos de trabajo y reanudar sus actividades cotidianas.
“Hoy, 75 días después (de declarar el máximo nivel de alerta), estamos listos para la vuelta a la normalidad", anunció la primera ministra Jacinta Arden.
Nueva Zelanda había confirmado 1.154 infectados, incluidos 22 fallecidos, entró en “emergencia nacional” el 25 de marzo, con tan solo 50 contagiados.
Las medidas de restricción, unas de las más estrictas implementadas en el mundo, permitieron controlar la propagación del virus y las autoridades sanitarias neozelandesas esperan declararlo erradicado de su territorio el 15 de junio.
“El Ministerio de Salud se complace en informar que no hay casos activos de COVID-19 en Nueva Zelanda", publicaron las autoridades.
Además, el Ministerio de Salud Pública Regional de Auckland notificó que su caso restante no ha tenido síntomas durante 48 horas y se considera recuperado. "La persona ahora ha sido liberada del aislamiento. No hay nadie en Nueva Zelanda que reciba atención hospitalaria para COVID-19”, explicaron en un comunicado.
“...A medida que continuamos reconstruyendo la economía, hay varios desafíos por delante si Nueva Zelanda quiere mantener su estatus libre de COVID-19, mientras la pandemia continúa en otros lugares”, indicaron Michael Baker y Nick Wilson, profesores de salud pública en la Universidad de Otago en Dunedin, Nueva Zelanda, y autores del modelo que demostró que era muy probable que Nueva Zelanda ya haya eliminado por completo el virus.
“Argumentamos que Nueva Zelanda necesita una revisión urgente del sistema de salud, incluido el establecimiento de una nueva agencia nacional de salud pública para la prevención y el control de enfermedades”, dijeron en diálogo con The Conversation.
La eliminación del virus
La eliminación se define como la ausencia de una enfermedad a nivel nacional o regional.
“Es importante recordarnos que los casos activos no son de los que debemos preocuparnos. Por definición, todos han sido identificados y colocados en aislamiento y es muy poco probable que infecten a otros. El objetivo real de la eliminación es detener los casos invisibles que se extienden silenciosamente en la comunidad. Es por eso que necesitamos modelos matemáticos para decirnos que es probable la eliminación”, expresaron.
La estrategia decisiva para la eliminación del virus en Nueva Zelanda parece haber tenido éxito, pero es fácil volverse complaciente. Muchos otros países que siguen un enfoque de contención han tenido nuevos brotes, en particular Singapur, Corea y Australia.
Según los expertos, Nueva Zelanda pasó meses ampliando sus capacidades para eliminar COVID-19. Pero mantener la eliminación será un desafío. Los aeropuertos, los puertos marítimos y las instalaciones de cuarentena siguen siendo posibles lugares de transmisión desde el extranjero, particularmente dada la presión para aumentar el número de llegadas.
El paso de Nueva Zelanda al nivel de alerta 1 terminará con todas las restricciones de distanciamiento físico. Si se reintroduce el virus, esto crea el potencial de brotes derivados de reuniones sociales en interiores. Nueva Zelanda también se está moviendo hacia el invierno cuando los virus respiratorios pueden propagarse más fácilmente, como se ve con los coronavirus altamente estacionales que causan el resfriado común.
5 estrategias claves
El período posterior a la eliminación requiere mucha proactividad y estos cinco enfoques serán clave para lograr el objetivo:
1. Establecer el uso público de máscaras faciales de tela en entornos específicos“
2. Mejorar la efectividad del rastreo de contactos con herramientas digitales adecuadas
3. Aplicar un enfoque basado en la ciencia a la gestión de fronteras
4. Establecer una agencia nacional dedicada a la salud pública
5. Comprometerse con un cambio transformador para evitar amenazas globales
RECUERDA:
