En North Fork, Long Island, Estados Unidos se encuentra un grupo de guatemaltecos que han llegado allí por haber migrado hace algunos años.
En Riverhead muchos de los migrantes han encontrado su refugio al hallar trabajo en el cultivo de uvas, verduras y árboles. Y muchos de los latinoamericanos radicados ahí, llegan de un mismo lugar: San Raymundo.
"Crecer en San Raymundo fue la mejor parte de mi infancia", dice Seferino Cotzojay, de 31 años, que trabajó durante cinco años como enólogo asistente en Bedell Bodegas. Las remesas de Long Island y de otras partes de Estados Unidos como Los Ángeles, San Diego y Chicago han contribuido a modernizar San Raymundo.
Cuando los chapines llegaron a Riverhead en las décadas de 1970 y 1980 algunos de ellos se creían a sí mismos como los únicos que hablaban español en la zona, hasta que se conocieron.
Uno de los protagonistas de la historia es Trancito Pérez quien dejó Guatemala cuando tenía 27 años, actualmente vive en Calverton una sección de Riverhead y trabaja en Delea Sod Farms, en donde ha estado los últimos 30 años. Esta empresa se dedica a cultivar grama para sembrar en diferentes tipos de terreno.
Dado que su esposa murió hace cinco años, él ha tenido la responsabilidad de su hija adulta que tiene parálisis cerebral. Todos los días la lleva y trae de la escuela donde estudia en Calverton.
Un sobrino de Trancito, Gerber Pérez, trabaja en el vivero Half Hollow Nursery, Inc. donde su salario ha mejorado.
Danilo García creció en San Raymundo con ocho hermanos. Decidió dejar la escuela después de sexto primaria para buscar trabajo en el cultivo de caña de azúcar. A mediados de la década de 1970, cuando García era adolescente, Trancito Pérez visitó San Raymundo y habló sobre la vida en Long Island. Desde ese día se propuso que quería irse para Estados Unidos.
Para esto tuvo que pagarle a un coyote cerca de 450 dólares para guiarlo a través de México. Y fue en 1978 cuando cruzó de forma ilegal hacia Arizona. García pasó siete años en el área de Los Ángeles antes de unirse a unos parientes en Long Island en 1985.
Entre abril y julio del año pasado hizo 10 mil dólares, mucho más de lo que hacía en Guatemala.
García, ahora de 55 años, se convirtió en un ciudadano estadounidense en el 2000 y durante años ha dividido su tiempo entre los dos países, para pasar unos meses con su esposa y tres hijos en San Raymundo.
Los salarios que se han enviado a San Raymundo durante más de cuatro décadas han impulsado la economía local por encima de otros lugares en Guatemala. Las personas que trabajaron años en Estados Unidos han sido capaces de construir nuevas viviendas e iniciar sus propios negocios.
Ahora los sistemas de alcantarillado y drenaje se han modernizado y los caminos de tierra se han pavimentado.
La comunidad guatemalteca ha crecido alrededor de North Fork, en Long Island, Estados Unidos. Según algunos expertos, este caso lo que demuestra es la “mecánica de la migración” para entender cómo se mueve a lo largo de círculos familiares y de amigos.
* Con información de WSHU Public Radio Group.