Al inicio de la pandemia se viralizó la idea de que a mayor carga viral (cantidad de partículas virales en los fluidos corporales) en un infectado, más grave era su cuadro médico.
Con mayor información los estudios sugieren lo contrario: no solo se encontraron individuos asintomáticos con altísima carga viral, sino que las complicaciones más graves se presentan hacia el séptimo o noveno día de la aparición de los síntomas, precisamente cuando ésta desciende.
Son varios los trabajos que indican que no habría diferencias significativas entre síntomas altos y bajos, entre quiénes van a una unidad de terapia intensiva y quiénes no, entre los que sufren un desenlace mortal y quiénes se recuperan.
Un trabajo de Onya Opota y del Hospital Universitario de Lausanne, que se publicó como preprint (sin revisión por pares), analizó la cantidad de virus en un volumen dado de materia en muestras tomadas de 4,172 personas infectadas con SARS-CoV-2 entre el 1º de febrero y el 27 de abril, y encontró que hay dos etapas distintivas de COVID-19.
Al inicio de la infección, las personas tenían alta carga viral, la cual tendía a declinar a medida que la enfermedad progresaba.
La etapa avanzada estaba caracterizada por la inflamación, pero los investigadores no encontraron relación entre la carga viral y la severidad del cuadro.
En otro estudio retrospectivo, realizado por investigadores del Centro de Salud Langone de la Universidad de Nueva York en 205 pacientes, se encontró que la cantidad de SARS-CoV-2 recolectada era más alta en aquellos con síntomas leves, que no requirieron hospitalización. Descubrieron que la carga viral inicial fue notablemente más baja en pacientes que requirieron hospitalización comparados con aquellos que fueron enviados a sus casas.
La asociación se mantuvo incluso después de corregirla por edad, género, raza, índice de masa corporal y otras condiciones médicas. También encontraron que una carga viral más alta se asoció con una duración menor de los síntomas en todos los pacientes. El trabajo se publicó en The American Journal of Pathology.
Resultados preliminares de estudios locales parecen respaldar estas evidencias: "Todavía no tenemos conclusiones, pero nuestros hallazgos van en esa dirección", comentó Roberto Etchenique, químico analítico de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
La carga viral determinada por el Ct (el número de ciclos de duplicación de la PCR que se necesita para ver la señal del virus; cuanto más alto, menos copias del microorganismo) no parece mostrar diferencia entre quienes van a terapia intensiva y quienes no.
"El Ct no es perfecto, porque podría variar dependiendo de si el hisopado se toma bien o no, pero muestra mucha más diferencia entre los distintos individuos que entre los cuadros", destaca Etchenique.
Federico Remes Lenikov, investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (Inbirs), coincide: "Los primeros trabajos eran más bien anecdóticos. Pero ahora se van sumando estudios en los que no se ve una correlación significativa entre carga viral y gravedad de los síntomas.
Lo que sí está claro es que ésta va descendiendo con el correr de los días y el cuadro grave aparece con la reacción inflamatoria, que es la que provocaría las complicaciones. Eso es algo muy típico de las infecciones virales: el daño indirecto por el propio sistema inmune. Los casos severos son aquellos en los que la respuesta de linfocitos T se mantiene en el tiempo, mientras que en los más limitados esa respuesta cede".
Algunos de los indicios que respaldan este cambio de criterio surgen de las investigaciones con tests en pools (PCR grupales) en instituciones cerradas o semicerradas, como geriátricos y neuropsiquiátricos, que están realizando el grupo de investigadores liderado por Etchenique, en la UBA, y del Inbirs, de la Facultad de Medicina de la misma universidad, con el laboratorio de Daniela Hozbor, de la Universidad Nacional de La Plata.
"En estos estudios grupales, encontraron personas sin ningún síntoma reportado en la ficha y con cargas virales enormes, del orden de cien millones de veces el límite de detección -detalla Etchenique-.
Lo que da es mayor carga entre los que muestran manifestaciones leves, una pequeña diferencia. Si bien no se puede demostrar científicamente, porque no hay estudios epidemiológicos, los que más distribuyen el virus serían los asintomáticos o presintomáticos.
Se sabe que la carga viral es máxima uno o dos días antes de empezar los síntomas, pero no se puede precisar bien cuál es la de los asintomáticos, ya que no hay trabajos que los sigan. Y esto agrega otro obstáculo más al control de la pandemia, porque tal vez los individuos sean más infecciosos en el momento en el que todavía no muestran señales ostensibles de la enfermedad.
¿Una persona con alta carga viral es más infecciosa?
"Todo apunta a que sí: las personas que contagian son aquellas que tienen una alta carga viral en sus secreciones", dice Remes Lenikov.
"Esto dio pie al cambio de protocolo para el alta: se espera que pasen diez días y ya no se exige una PCR negativa. El fundamento es que disminuye la carga viral y entonces no hay contagiosidad", afirma.
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